
Perjuicios económicos y daño al ecosistema
Cada año, la presión sobre las especies y el ecosistema de nuestro océano aumenta. La plataforma continental argentina es una de las más amplias del mundo y su alta productividad hace de esta región marina un refugio de relevancia global para diferentes especies. El impacto de estas actividades es millonario. Se estima que Argentina sufre anualmente pérdidas por hasta 3500 millones de dólares.
Un informe de la ONG Oceana detectó que, entre 2018 y 2021, el 66 % de los barcos de bandera china que estaban operando fuera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de la Argentina apagaron sus sistemas de ubicación y estuvieron más de 600.000 horas sin poder ser localizados.
Mientras tanto, en aguas de Malvinas, la presencia de la flota española es todo un problema. Lo hace desde el puerto de Vigo, año a año, para la zafra del calamar. Para eso, utiliza licencias otorgadas por el gobierno isleño, a espaldas de la Argentina, que son por 25 años. Las actuales se extienden hasta 2047.
Según la organización no gubernamental Océanos Sanos, el puerto de Montevideo es el segundo mayor del mundo en recepción de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.
Además, la zona del Atlántico sudoccidental, que comparten Argentina, Uruguay y Brasil, es una de las pocas áreas de aguas internacionales donde no existe un organismo regional de ordenación pesquera (OROP).
Mientras tanto, los recursos pesqueros del Atlántico Sur siguen siendo depredados por flotas extranjeras. Y el mar Argentino sufre la doble consecuencia de estas actividades y de la presencia ilegal de barcos pesqueros en aguas de Malvinas.
¿Seguirá esta depredación de recursos marítimos argentinos? Las postales aéreas de la milla 200 no brindan un panorama alentador.
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