“En mi casa somos cinco. Mamá, papá, mi hermano, el perro y el gato”, le respondió un nene de cinco años al censista cuando escuchó que preguntaba cuántos integrantes conforman su familia. “Me parece una falta total de consideración que no incluyan a los animales de compañía en el censo. Son parte del hogar y cuesta mucho mantenerlos”, se queja una de las tantas internautas que descargó su furia en la red social del pajarito por la invisibilización de los peludos de cuatro patas en el cuestionario.
La experiencia de Sandra Mercado fue diferente. Cuando la interrogaron sobre las edades de los seis integrantes de su grupo familiar, dudó si todos eran mayores de edad. "Ponele que tres son menores, pero calculamos que la perra es adulta porque ya tiene 12 años", señaló ante la perplejidad del censista. Y le pidió que anotara “familia multiespecie”, indicándole que entre paréntesis podía aclarar en puño y letra que se trataba de dos humanos y de cuatro inhumanos (tres perros y un gato).
De acuerdo a la última Encuesta Anual de Hogares del año 2018, sólo en los hogares de la Ciudad de Buenos Aires conviven 475.000 perros y 295.000 gatos, por lo que se estima que uno de cada dos hogares tiene mascota. La cantidad de perros se incrementó en un 10,4% entre 2014 y 2018 y en un 18% la población felina, según datos de Mascotas de la Ciudad.
En 2016, la Autoridad la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) realizó un trabajo territorial para evaluar la situación ambiental de la zona. Tomó como muestra representativa los municipios de Avellaneda, Merlo, San Vicente, Cañuelas y La Matanza. Encontró que había un animal de compañía cada tres habitantes.
¿Por qué no se mide esta variable que es clave en muchos hogares? “No tenemos registros en otros censos del mundo sobre el tema de mascotas. Habría que estudiarlo. Es un tema para debatir, al igual que tantas otras preguntas que se podrían incluir. No es una temática para reflexionar hoy sino que podría discutirse para incorporar en el 2030”, responden desde el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) ante la consulta de Clarín.
Para Elena Liberatori, titular del Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario Nº 4 de la Ciudad de Buenos Aires, sería interesante la inclusión de esta temática. “El relevamiento que se realizó esta semana estuvo focalizado en cuestiones habitacionales y sociales, pero no se indagó sobre la convivencia con seres sintientes y el censo muestra la cotidianeidad de nuestras vidas”, señala la magistrada a este diario y omite el término mascota porque tiende a cosificar.
Liberatori fue la jueza que, en 2015, reconoció por primera vez en el mundo como persona no humana a un animal: la orangutana Sandra, que cuatro años después dejó el Zoo porteño.
En la misma tónica, Andrés Gil Domínguez, representante legal de la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA), plantea que deberían estar incluidos porque son sujetos de derecho con facultades que deben ser contempladas aunque nuestro Código Civil y Comercial los considere cosas.
“Contar con este relevamiento serviría para diagramar políticas públicas respecto de los animales no humanos domésticos. Como eje fundamental sería necesario que el Estado ofrezca atención primaria, vacunación y esterilización, y brinde educación en derechos animales para que no sufran más violencia”, contempla.
Familia multiespecie y seres sintientes
El concepto de familia multiespecie se originó en un fallo judicial a raíz del proceso contra un policía de Chubut por el asesinato de la perra Tita, en marzo de 2019. El juez Gustavo Daniel Castro determinó que los dueños del animal eran padre y madre de esta perra mestiza asesinada por un oficial de policía mientras aplicaba restricciones basadas en la cuarentena impuesta por la pandemia de Covid.
Así, consideró a “Tita” como “una persona no humana” y reconoció que forman una “familia multiespecie” debido a la integración del can (y otras tres mascotas) a la vida cotidiana familiar. “El animal ya no es una cosa sino un ser sintiente y con el derecho a que se le respete la vida”, fundamentó.
La orangutana Sandra fue el primer animal en todo el mundo cuyos derechos fueron reconocidos legalmente. En 2015, la jueza Liberatori la declaró persona no humana y ordenó al zoológico de Buenos Aires que la liberase. Hoy, Sandra reside en el Center of Great Apes (Centro para Grandes Simios) en Florida (Estados Unidos).
"Considerar a Sandra como sujeto de derecho implica directamente que su cautiverio y exhibición pública como objeto circense violan los derechos que ella titulariza por más que la alimenten, no la maltraten o la sometan a actos de crueldad", explica Gil Domínguez.
Estatuto jurídico
En nuestro régimen legal, los animales están pensados por el Código Civil y comercial en términos de objeto y, por ende, sometidos al régimen de propiedad. Sin embargo, empieza a existir jurisprudencia como el caso de Sandra o de la chimpancé Cecilia, liberada en Mendoza gracias a un hábeas corpus, que cuestiona la noción de animal objeto.
“Por un lado, existe legislación que considera a los animales como seres sintientes y por el otro, decisiones judiciales que empiezan a considerarlos como sujetos o personas no humanas. Es necesario deconstruir el eje antropocéntrico para hacer normas donde la naturaleza sea el centro", explica Valeria Berros, abogada e investigadora adjunta del Conicet.
Principalmente, en regímenes legales europeos se piensa en los animales como seres sensibles, sintientes y se tienden a cambiar las normas hacia ese marco. De hecho, en España, los animales de compañía tienen un estatuto jurídico diferente al de los bienes materiales porque son considerados "seres vivos dotados de sensibilidad" y no cosas, y se les confiere una consideración de miembros de la familia.
Como inmortalizó el filósofo francés Jacques Derrida: “Las relaciones entre los hombres y los animales deberán cambiar”
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