En el mismo sentido, la médica infectóloga, Elena Obieta, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), destacó que "producto de las vacunas ya no vemos esos pacientes que ingresaban con insuficiencia respiratoria, iban a terapia y muchos de ellos se morían".
Obieta también indicó que se presentan menos casos de personas con Covid-19 que tienen manifestaciones en la piel. "Durante el primer año veíamos muchos pacientes con manchas dérmicas, a veces pruriginosas que picaban, incluso eritema pernio (sabañones), y hoy este síntoma prácticamente no está", detalló.
Al describir el cuadro de coronavirus actual, la especialista indicó que "se ve un poco de fiebre, mucho dolor de garganta, mucosidad, cansancio, dolores musculares, dolor de cabeza y escalofríos (piel sensible), aún sin fiebre alta". "Las nuevas variantes parecen afectar más lo que llamamos vías aéreas superiores", precisó.
No obstante, también observó que "la gente hoy tiene dolor de cuerpo, un poquito de fiebre, dolor de garganta, está toda la familia igual y te dice: 'tengo gripe' pero no se testea. Entonces no sabremos si eso era adenovirus, influenza o coronavirus".
Por su parte, el médico clínico de la División de Urgencias del Hospital de Clínicas, Ramiro Heredia, señaló que a lo largo de la pandemia pudo verse cómo el Covid-19 fue cambiando con el tiempo y dijo que eso "se debe a múltiples causas".
"En primer lugar a la inmunidad de la población. Al principio era un virus nuevo, nadie tenía inmunidad y no existían vacunas; luego las personas se fueron infectando y surgieron las vacunas, y se generó un muro de inmunidad en gran parte de la población", recordó. Y continuó: "En ese contexto, el perfil de síntomas provocados por el virus fue cambiando, quizás por esto o por características propias del mismo virus".
Heredia describió que en la primera ola, que fue causada por la variante original o de Wuhan, había pacientes con síntomas pseudogripales como tos, sensación de falta de aire, dolor de garganta, cansancio, dolores musculares y un porcentaje elevado que tenía neumonía (una infección en las vías inferiores).
El médico precisó que "algunos trabajos de entonces arrojaron que el 70% de las personas que tenían Covid-19 en algún momento presentaban neumonía". "Con las variantes Delta, Alfa, Gamma (o Manaos como le decíamos) y la que llamábamos Andina, se consolidó un síntoma que fue la pérdida de olfato y de gusto que también la habíamos detectado al principio de la pandemia", añadió.
En ese sentido, el especialista detalló que, en ese momento, la Red de Olfato Argentina (ROA) había observado que el 70% de las personas con Covid-19 en algún momento de la enfermedad habían tenido cambios en el gusto, el olfato o en ambos.
"Con Delta también se habían reportado con más frecuencia síntomas gastrointestinales", apuntó. Pero con la llegada de Ómicron, en diciembre del año pasado, apareció un perfil diferente de síntomas.
"Lo que vimos es que era la variante más contagiosa hasta ese momento, pero los síntomas se presentaban en vías superiores -tipo resfrío- y había menos con neumonía o enfermedad respiratoria grave", describió, y sostuvo que eso se explica en parte por las características propias de la variante, aunque también por la inmunidad adquirida por las infecciones previas y las vacunas.
Como consecuencia de su alta transmisibilidad, Ómicron generó una ola de contagios inédita en Argentina y en todo el mundo, y surgieron -y todavía surgen- subvariantes.
"En la actualidad, con las subvariantes de Ómicron BA.2 y las más contagiosas BA.4 y BA.5, dominantes en varias regiones del mundo, los síntomas más comunes reportados a nivel global -y que coinciden con lo que se observa en Argentina- son dolor de garganta, de cabeza, tos seca y síntomas nasales, que se ve en el 50% a 60% de los pacientes", detalló Heredia.
Y continuó: "Un porcentaje un poco menor tienen disfonía, estornudos y cansancio, y lo que está reportado como muy poco frecuente es la pérdida de gusto y olfato, presente entre un 10% y 12% de los pacientes. También hay muchos menos pacientes con neumonía".
"Otro punto importante es que se vio que Ómicron infecta más a la población pediátrica que las otras variantes. Si bien los cuadros son leves, aquello también es un incentivo para vacunar a niñas y niños", explicó.
En este contexto, Heredia enfatizó que toda persona que tiene un cuadro viral, que parece un resfrío común, una gripe o una angina, podría tener el SARS-CoV-2 que está circulando ampliamente, y del que hay un importante subregistro.
"Entonces es clave extremar los cuidados mientras se está con síntomas y testear a las personas que tienen indicación, según las recomendaciones del Ministerio de Salud, para no contagiar a las poblaciones más vulnerables frente al virus", recomendó.
Por último, Heredia insistió en la necesidad de cumplir con la vacunación, tanto primaria como los refuerzos: "Actualmente se está dando la tercera y cuarta dosis a toda la población, y la quinta a los inmunocomprometidos y los mayores de 50 que habían recibido las dos dosis iniciales con la vacuna de Sinopharm".
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