
El transporte de cargas en Argentina enfrenta un desafío ambiental significativo: se necesitan plantar al menos 170.000 árboles al año para compensar la huella de carbono generada por los camiones. Este sector emite entre 34 y 42 millones de toneladas de CO2 anuales, situándose como un contribuyente clave al impacto ambiental del país.
Según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el transporte terrestre de cargas es uno de los mayores demandantes de energía basada en combustibles fósiles, lo que hace que los camiones representen el 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). En Argentina, este sistema predomina en la logística, cubriendo el 93% de la carga interurbana con una flota de más de 283.000 vehículos.
Los camiones emiten, en promedio, entre 122 y 148 toneladas de CO2 al año, dependiendo de la distancia recorrida. Una medición realizada por Avancargo, plataforma que conecta transportistas y dadores de carga, destacó la necesidad de herramientas para medir y compensar estas emisiones. Aunque sólo el 9% de las empresas monitorean sus GEI, el interés por compensar ha aumentado, con un 45% de empresas considerando implementar medidas sostenibles.
El informe también revela que la educación ambiental es una asignatura pendiente. Solo el 62% de los transportistas conoce el concepto de huella de carbono, y de ellos, un 16% lo define incorrectamente. Sin embargo, el 69% de los encuestados muestra disposición a reportar datos de eficiencia en el consumo de combustible, un indicador positivo para avanzar en la sostenibilidad.
La presión para reducir emisiones proviene principalmente de motivaciones personales y necesidades del negocio, aunque también se observa un aumento en las exigencias de los clientes, especialmente en sectores como agricultura, industria y energía. El Estado, por su parte, ejerce poca presión, con solo un 3% de las empresas percibiéndola como un factor relevante.
El informe concluye que los operadores logísticos con flotas diversificadas lideran en la adopción de prácticas sostenibles, mientras que los choferes empleados dependen en gran medida de la gestión de sus empleadores. Las operaciones de mayor escala, como aquellas que superan los 10.000 km mensuales, muestran una mayor conciencia y disposición para invertir en eficiencia.
En palabras de Pablo Mendonça Paz, CMO de Avancargo: “Existe una gran oportunidad para generar un impacto positivo si se facilitan herramientas de medición y compensación. La intención de reducir emisiones está presente, pero es necesario ofrecer soluciones accesibles y efectivas para promover la sostenibilidad en el transporte de cargas”.
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