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La manzana vale más en La Matanza que en Berlín

Los números son contundentes. Un kilo de manzana en el primer cordón del conurbano bonaerense se la ubica en los 240 pesos con techos de 350 pesos y piso de 160 pesos. En las grandes tiendas de Berlín, esa misma manzana, cotiza a un promedio de 1,90 euros por kilo que, llevado a moneda local, equivale a unos 230 pesos por kilo. Las politicas económicas con un alto sesgo antiexportador, claves en este tipo de distorsiones.

-“No, ese precios es imposible para mí”, retrucaba un exportador regional a un productor de Cipolletti que le estaba ofertando un buen lote de manzana.

-“Pero es lo que me ofrece Carlos; paga, la carga y se la lleva a Rosario”, avanzó el chacarero, sin ceder terreno en la negociación.

-“No, a 80 pesos por kilo no puedo exportar. Es una cifra con la que no puedo competir. Ni siquiera mandándola a un supermercado top de Berlín”, justificó casi ya derrotado el ejecutivo.

-“Vamos, no me digas que estamos mejor que en Alemania…voy a terminar creyéndole al pobre Aníbal Fernández cuando nos decía que estábamos mucho mejor que ellos…”, ironizó, con una generosa sonrisa, el dueño de la fruta sobre el fin de la charla.

Esta conversación, que se concretó a mediados de la semana pasada en el despacho de una importante firma exportadora regional, refleja una de las tantas paradojas que muestra la economía argentina: el precio en góndola de un kilo de manzana producida en el Valle de Río Negro y Neuquén es más caro en un supermercado de Buenos Aires de lo que paga un consumidor europeo.

Los números son contundentes. La cotización media de un kilo de manzana en el primer cordón del conurbano bonaerense se la ubica en los 240 pesos con techos de 350 pesos y piso de 160 pesos. En las grandes tiendas de Berlín, esa misma manzana, cotiza a un promedio de 1,90 euros por kilo que, llevado a moneda local, equivale a unos 230 pesos por kilo.

¿Como se interpreta esto? Ambos son productores de pomáceas, sin embargo, la incidencia que tiene el producto en la economía familiar es muy superior en nuestro país. Con el salario mínimo argentino un ciudadano puede comprar 195 kilos de manzana por mes. Un alemán, este este mismo contexto, puede adquirir 890 kilos; es decir casi quintuplica al poder adquisitivo local con relación a la manzana.

“Si yo pagó 0,80 dólares el kilo de manzana al productor del valle y quiero exportarla, esa fruta en Europa o Estados Unidos se debe vender en góndola arriba de los 4 dólares…imposible que ese precio lo convalide el mercado”, remarcó un importante exportador regional -que prefirió mantenerse en el anonimato- al ser consultado por el tema. “Ahora, pagando estos 80 pesos, en el mercado interno, esa misma manzana se puede defender”, confió la fuente empresaria.

Distorsiones

¿Cómo se entiende que una misma manzana pueda ser rentable en un mercado con altos niveles de pobreza, y para otro de alto poder adquisitivo no lo sea? La respuesta, si bien es multicausal, se centra en la distorsión de precios relativos en la que se encuentra sumergida la economía argentina.

Tras años de desmanejos en el país, convergen esta temporada en el Valle de Río Negro y Neuquén una serie de variables -económicas y productivas- que terminan por generar un escenario en el que emergen con fuerza este tipo de distorsiones. Y esto nos lleva a contar con una foto en la que se puede observar que un kilo de manzana, en un supermercado de La Matanza, conurbano duro de Buenos Aires, es más cara que en una góndola en Berlín, a metros de la céntrica Alexanderplatz.

¿Qué variables definen este extraño escenario? Los siguientes puntos -entre otros tantos- ayudan a entender este complejo escenario que termina por afectar los niveles de exportación.

-Las políticas económicas aplicadas por los últimos gobiernos nacionales presentaron un claro sesgo anti exportador. Esto se manifestó fundamentalmente en las producciones agropecuarias regionales. Cuando se desglosa la estadística del comercio de manzanas, se observa una clara tendencia decreciente en las exportaciones.

Según datos oficiales, durante 2021 las colocaciones externas alcanzaron las 93.500 toneladas, cifra que refleja una caída del orden del 65% cuando se la relaciona con las colocaciones consolidadas en 2021. En términos nominales, el Valle dejo de exportar poco más de 160 millones de kilos en diez años. En este mismo período, las empresas regionales perdieron 30 mercados en todo el mundo. Algo inédito al comparar estos números con las estadísticas de otros países productores del hemisferio sur.

-Las diferencias que existen entre el dólar para el exportador y el valor real de la divisa en el mercado desestimulan al comercio exterior en las economías regionales. Hoy las empresas frutícolas cobran 110 pesos por dólar exportado de manzanas mientras muchos de sus costos están dolarizados a valores cercanos a los 200 pesos. Esta brecha cambiaria incita la elusión fiscal, produciendo enormes ganancias en algunas empresas al sub facturar exportaciones, fundamentalmente con la fruta que se destina a los mercados latinoamericanos ya que en Estados Unidos y Europa esta maniobra es más compleja de poder realizar por los controles existentes. Los valores de la caja de manzana que va al exterior -puesta la mercadería en los puertos de origen (FOB)- están mostrando una profunda caída en todo este último tiempo. Tal como lo refleja el gráfico adjunto solo en 2021 mostró una leve recuperación interanual, pero sigue muy lejos de los valores medios de la última década.

-Los costos para enviar una caja de manzana a Europa son altos y para ello se necesita financiamiento ya que desde el momento que sale esa caja del galpón de empaque hay que contabilizar al menos cuatro meses para percibir el dinero de esa venta. Sobre la fruta que va al mercado interno, para el chacarero, las operaciones son de muy corto plazo. Muchos son los compradores que hoy llegan al Valle, acuerdan el precio con el productor, pagan la carga y se la llevan. En una alta proporción la cancelan en forma completa -cuando son con bajos volúmenes negociados- aunque también existen plazos con una entrega del 50% y el resto se termina de pagar antes de los 60 días. Hay que destacar que la mayor parte de estas operaciones muestran algún tipo de irregularidad fiscal.

-La menor cosecha de manzana registrada en esta temporada, terminó por afectar los valores que las empresas deben pagar a los productores para poder cumplir con todos sus compromisos comerciales. Los precios que hoy le están ofertando tranqueras adentro de las chacras por la manzana de calidad y tamaño adecuado, está en un promedio de 80 pesos por kilo, con un piso que va a partir de los 60 pesos y un techo que llegó a tocar los 100 pesos por lotes de frutas muy buenos. Los valores están muy por encima de la media de los últimos años, pero este escenario es coyuntural y se da específicamente por la falta de volumen que hay disponible. Estadísticas del sector privado aseguran que las mermas se ubicaron en torno al 30% respecto del año anterior. En términos nominales, se perdieron poco más de 150 millones de kilos de manzanas.

-Por último, está el tema de las variedades que se producen en el Valle. La matriz regional en este sentido sigue siendo dominada por la manzana Red Delicious y sus clones, que tienen muy poca incidencia en los mercados de ultramar. Este escenario refleja una nueva paradoja: aquel productor que hizo inversiones para reconvertir y colocar nuevas variedades en su explotación cobrará esta temporada menos por esa manzana que otro que se mantiene con la tradicional Red Delicious. “Tengo cinco hectáreas plantadas con Pink Lady y las voy a colocar en el mercado interno. Los exportadores me ofrecen por esta variedad de exportación solo 45 pesos por kilo. En el mercado local espero sacarle por lo menos 60 pesos”, confió un productor de Villa Regina ante este confuso escenario. Hay que destacar que la Pink Lady es una de las variedades más demandadas por los exportadores regionales durante la temporada ya que en Europa logra buenos precios. Resumiendo, se puede decir que la fruticultura esta viviendo un fuerte proceso de ajuste producto del corsé impuesto por las políticas económicas que tienen un claro sesgo anti exportador. Hoy muchos miran al mercado interno como una alternativa para poder continuar dentro del sistema, pero esta claro que el desarrollo genuino de la actividad se tiene que dar con el crecimiento de las exportaciones. No hay otra salida.

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