El desembarco de la versión argentina de la Guía Michelín está muy cerca y en noviembre estaría disponible la primera edición.
Como se adelantó Michelin llegará al país. Los restaurantes argentinos podrán acceder a las famosas estrellas.
Durante abril y mayo, los críticos de Michelín realizaron la primera ronda de inspecciones y la segunda comenzó en julio y terminará en agosto.
El ministerio de Turismo que conduce Matías Lammens estuvo a cargo de las negociaciones, pero se excusaron de responder preguntas y mantuvieron un estricto hermetismo. Una de las condiciones que pone la firma francesa es el control del momento de los anuncios. La guía incluiría Buenos Aires, Mendoza y también, en teoría, Tierra del Fuego.
Los restaurantes calificados con una estrella son lugares donde vale la pena parar en el camino. Los de dos estrellas son lugares donde vale la pena desviarse del camino, mientras que las tres estrellas están reservados para lugares tan destacados que vale la pena hacer un viaje exclusivo para visitarlos.
El gobierno negocia con Michelin para que desembarque con su exclusiva guía gastronómica
Existe una cuarta categoría bautizada "Bib Gourmand" que hace referencia a restaurantes que se destacan por alguna cosa sin llegar a tener una estrella. Puede ser por su cocina, por su relación precio calidad y otras cuestiones.
Es tal la importancia de la Guía y el dinero que pueden generar sus recomendaciones, que la noticia se su versión argentina despertó un feroz lobby de los bodegueros mendocinos, quienes intentan que sus restaurantes no queden afuera de la biblia del turismo de lujo.
Los códigos de la publicación son muy estrictos: sus inspectores son completos desconocidos que pagan las cuentas en los restaurantes que reseñan y se hacen pasar por clientes comunes para evaluar la calidad de la comida, la atención recibida y el entorno. Incluso existe más de una evaluación a cada restaurante.
Eso los diferencia de otras publicaciones como los 50 best, que en los últimos años se vio envuelta en varias controversias. Es que mientras que los inspectores de Michelin son casi agentes secretos, los 50 best no tienen ninguna reglamentación en contra del lobby, aceptan comer gratis en restaurantes y no permiten que el ganador de una edición participe de otra.
Por eso se supone que los restaurantes argentinos que ya figuran en los 50 best deberán pasar controles mucho más estrictos para tener un lugar en la guía Michelín.
La biblia roja también quedó envuelta en algunas controversias en los últimos años. Maison Bocuse, el restaurante de Paul Bocuse en las afueras de Lyon perdió la tercera estrella Michelin en 2020, poco después de la muerte del chef, uno de los máximos referentes de la nouvelle couisine.
Sucedió en medio de acusaciones sobre amaños en las listas y hay quienes aseguran que fue una forma de recuperar el aura de pulcritud que siempre rodeó a la guía. Casi 15 años antes, Alain Senderens, otra celebridad de la cocina gala, había renunciado a las tres estrellas que su restaurante exhibió durante tres décadas harto de cumplir con los mandamientos que le impedían hacer una gastronomía más simple.
Michelin comenzó a publicar sus guías en el año 1900 y se entregaban gratis a los conductores. La compañía se fundó en el año 1893 y en ese momento solo circulaban 3000 autos en Francia. Fue la forma que encontraron los hermanos Michelin para que los franceses se lanzaran a las rutas y así poder aumentar la venta de neumáticos.
En un principio las guías detallaban los lugares de venta de neumáticos y luego agregaron los hoteles. La guía de recomendación de restaurantes con la clasificación por estrellas llegó en 1926. El primer restaurante con tres estrellas es de 1931 (La Pyramid, Lyon, del chef Fernand Point).
De algún modo la guía sigue ligada a los neumáticos: si se trata de un mercado automotriz importante, Michelin edita una guía. Caso contrario es necesario acordar un mínimo de ingreso de publicidad con la empresa.
Gustavo Santos intentó durante el gobierno de Mauricio Macri que hubiera una guía centrada en Córdoba, Mendoza y Buenos Aires, pero no pudo concretarla. A pesar del interés de Horacio Rodríguez Larreta, Nación no consiguió los fondos para contentar a los editores franceses. "Hubo un relevamiento y dijeron que el país tenía potencial, pero no se pudo avanzar", le dijo a LPO un ex funcionario de Macri.
"Es una marca muy fuerte, van a querer asociarse bancos, bodegas y asociaciones", pronosticó otro ex funcionario de la gestión macrista. Eso sí, el monto a recaudar para llegar a la edición argentina es tan secreto como la identidad de los inspectores de Michelin.
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