Mompo subrayó que contabilizando el promedio diario ya se pasó de 235 conversiones a 336 en estos primeros días de enero. La cuestión del precio es la clave para explicar este fenómeno. Con un rendimiento entre el litro de nafta y el m3 de GNC muy similar, el primero cuesta unos 720 pesos en Buenos Aires y el segundo unos 200 pesos.
No obstante, en el interior la diferencia es más chica, pero aún así permite una amortización rápida del equipo. A un precio en torno a los mil dólares la colocación, el ahorro generado permite recuperar la inversión en un año si se hacen 20 mil kilómetros y en dos años si el uso del auto es de unos 10 mil km anuales.
Otra de las ventajas de este combustible es su menor impacto ambiental, motivo por el cual muchas empresas lo empiezan a utilizar en su flota de camiones para reducir su huella ambiental.
“El transporte pesado es un nuevo mercado muy importante y tiene un ahorro incluso mayor. Es un negocio que sale un poco de la industria habitual porque el taller no es el mismo que el del auto”, dice Mompo.
Por ejemplo, Scania e Iveco están con planes muy ambiciosos de construcción de camiones a GNC y aseguran que reduce el costo operativo del camión significativamente al bajar por lo menos el 50% del gasto en combustible.
Por otro lado, el GNC tiene una amplia rama de proveedores que generan un efecto derrame en el aparato productivo. Argentina tiene 5 fábricas de cilindros, 20 fábricas de equipos, es uno de los países con mayor industria de GNC del mundo. Hay 2.000 estaciones de servicio, más de 1.100 talleres, 160 productores de equipos, 200 empresas que revisan cilindros. Son unas 30.000 personas que trabajan directa o indirectamente con el GNC”, destaca.
Compartinos tu opinión