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Secundario: 1 de cada 4 estudiantes se ausenta 20 días al año

El ausentismo en el nivel de estudios secundarios sigue siendo un motivo de gran preocupación. En ese sentido, surgen estadísticas que avalan dicha sensación. Una de ellas señala que el 26 por ciento de los estudiantes tiene, al menos, 20 faltas en el año.

El dato surge del informe “Ausentismo estudiantil en secundaria: percepción y dimensiones”, llevado a cabo por Bruno Videla (docente de nivel secundario), perteneciente al Observatorio de Argentinos por la Educación.Así se desprende que uno de cada cuatro estudiantes (26%) reconoció tener, al menos, 20 faltas por año. Eso equivale a perder, por lo menos, un 14% de los días de clase, más allá de los diferentes calendarios educativos que desarrollan cada una de las provincias.En realidad, Argentina no cuenta con estadísticas públicas sobre ausentismo estudiantil. Sin embargo, según lo que informaron los propios estudiantes y directores en el cuestionario de Aprender 2022, el problema a esta altura es realmente crítico.
Principales motivos por los que faltaron a la escuela según los alumnos que declaran faltar (seleccionan 3). Nivel secundario. Año 2022.
Los especialistas asocian esta situación con la desvalorización del rol de la escuela, con las dificultades de los adultos para construir límites y autoridad sobre los chicos, y con el desdén hacia las normas comunes, entre otros factores.

“Menos días de clases implican necesariamente menos aprendizajes, menos socialización y más desvinculación. Si la repitencia es la antesala del abandono, el ausentismo estudiantil es en sí mismo una forma solapada y silenciosa de abandono escolar, es un ‘abandono en cuotas’ que impacta de lleno en la calidad de los aprendizajes", afirma Videla.

Agrega: "Resulta fundamental contar con datos precisos para poder dimensionar la magnitud del problema y así pensar en estrategias para abordarlo”.

Según Videla “el dato acerca de que no existen diferencias en cuanto a nivel socioeconómico nos dice mucho. La falta de ganas de ir a la escuela interpela también a las familias, que muchas veces entienden que lo que pasa en la escuela no es más importante que otras tantas actividades, o bien que ir a la escuela puede ser una decisión sometida a la voluntad de los chicos”.

Manuel Becerra, docente secundario, profesor y magíster en Historia, sostiene que “el ausentismo escolar es un problema que aparece como tal a partir de tres procesos: la precarización laboral y sanitaria de las familias, la extensión de la obligatoriedad escolar y una cultura dominante que promete éxito instantáneo y la no consecuencia de apartarse de las normas, porque todos creemos tener razones para estar exceptuados de ellas".

"El problema existe y es grave --añade--. Cabe preguntarse si es más grave que cuando, por ejemplo, la secundaria no era obligatoria y aquel alumno que se excedía en inasistencias simplemente era expulsado del sistema en forma automática. A primera vista uno se preguntaría si las políticas educativas pueden por sí solas incidir en esto o hace falta una batería de políticas sociales y laborales que en este contexto no existen”.

Para Viviana Postay, especialista en gestión educativa y docente de nivel superior, “la mitad de los directores de nivel secundario en nuestro país piensa que el obstaculizador más importante para una buena enseñanza es el ausentismo de los alumnos. Esto nos obliga a repensar el lugar de los adultos dentro y fuera del sistema".

Postay afirma que "debemos interrogarnos sobre las relaciones entre la familia y la institución escolar: ¿qué pasa con los adultos a la hora de colocar límites al ‘no tengo ganas’ como motivo de inasistencia e impuntualidad? Reconstruir tramas de autoridad entre adultos, donde la familia apoye el trabajo de los docentes y viceversa, resulta fundamental para el cuidado y el aprendizaje de los adolescentes: la primera condición para aprender de manera profunda es la asistencia continua y sistemática a la institución escolar”.

Marina Bertone, docente de primaria, aporta: “El hecho de no asistir a clases afecta directamente a la continuidad pedagógica. El acto pedagógico está secuenciado de manera tal que necesita de la asistencia del estudiante a clases: es fundamental que participe en las propuestas y dinámicas pensadas por el docente y que sea parte de los intercambios áulicos, para poder construir aprendizajes en forma activa y progresiva”.

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