Adrián Schiavini, doctor en Biología e investigador principal del CADIC CONICET, compartió recientemente una historia intrigante y reveladora sobre los estudios realizados en Isla de los Estados desde el año 2000. La conversación giró en torno a fenómenos desconocidos, sonidos inquietantes en la noche y descubrimientos científicos que han enriquecido el conocimiento sobre la fauna de esta remota región.
Todo comenzó en el año 2000, cuando Schiavini y su equipo estaban trabajando en una colonia de pingüinos penacho amarillo en la punta oeste de Isla de los Estados. En comunicación con Radio Provincia, Schiavini relató cómo una noche, mientras descansaban en el campamento, comenzaron a escuchar sonidos misteriosos que parecían venir del cielo. "El sonido era muy fuerte y se repetía, como si muchos individuos estuvieran haciéndolo. No teníamos ni idea de qué era", dijo Schiavini.
En aquel entonces, la tecnología de internet no permitía una fácil identificación de sonidos. Sin embargo, el equipo dedujo que los sonidos probablemente pertenecían a pardelas negras, una especie de petrel que se sabía que anidaba en varias islas del hemisferio sur, aunque nunca se había confirmado su presencia en Isla de los Estados.
Paralelamente a la búsqueda de respuestas sobre los sonidos, Andrea Raya Reis y su grupo comenzaron a estudiar el impacto de ciervos y cabras exóticas en la vegetación de la isla. Estos herbívoros, introducidos en el siglo pasado, estaban afectando los hábitats naturales y posiblemente la nidificación de aves marinas. "Los ciervos y las cabras consumen el pastizal costero, que es crucial para la nidificación de especies como el pingüino penacho amarillo," explicó Schiavini.
En el marco de estos estudios, el equipo se topó con cuevas en un promontorio rocoso que parecían ser nidos de pardelas. "Alguien encontró una cuevita y dijo, 'che, vengan a ver esto'. Las cuevas tenían todas las características de nidos de pardelas," describió Schiavini. Para confirmar sus sospechas, colocaron cámaras trampa con sensores de movimiento en las cuevas.
Al año siguiente, al revisar las cámaras, encontraron filmaciones de pardelas oscuras entrando y saliendo de las cuevas, así como recogiendo vegetación para tapizar sus nidos. Así, se confirmó la nidificación de pardela oscura en al menos dos lugares de Isla de los Estados. Este hallazgo fue significativo, dado que estas aves están en declive a nivel mundial y su descubrimiento en esta región subraya la importancia de conservar su hábitat.
Las pardelas oscuras tienen una estrategia de nidificación única para evitar a los depredadores. Anidan en cuevas y solo regresan a sus nidos durante la noche, cuando el riesgo de ser vistas por predadores es menor. "Estos animales salen de día a comer y vuelven a la noche para que los predadores no encuentren sus nidos," explicó Schiavini.
Las pardelas también tienen una impresionante migración, llegando a recorrer hasta 74.000 kilómetros en un año, desde sus sitios de anidación en el hemisferio sur hasta Groenlandia y Alaska. Este comportamiento migratorio añade otra capa de complejidad a su conservación, ya que dependen de múltiples hábitats a lo largo de su ruta.
El descubrimiento de la nidificación de pardelas oscuras en Isla de los Estados resalta la necesidad de conservar este hábitat único. "Le agrega un valor más de conservación a la Isla de los Estados y a las aguas que la rodean. Estas aves están en problemas de conservación, y encontrar una agrupación reproductiva aquí es una muy buena noticia," concluyó Schiavini.
El trabajo continuo de los investigadores no solo ayuda a entender mejor la biodiversidad de regiones remotas, sino que también destaca la importancia de proteger estos ecosistemas frágiles frente a la introducción de especies exóticas y otros desafíos ambientales. La historia de las pardelas oscuras en Isla de los Estados es un recordatorio de la riqueza del patrimonio natural y la necesidad imperiosa de preservarlo.
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