El 24 de marzo, es el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Una fecha enmarcada en un histórico y sufrido golpe cívico militar.

Vivir en la Argentina de ese entonces, diagnosticaba y a la vez aseguraba una vida de constante lucha, sufrimiento y desgracia. Nuestra provincia no fue la excepción a todos estos conceptos.

Florencia Angélica Rojas, docente catamarqueña y la hermana menor de los hermanos Rojas, residió en Río Grande para ejercer como maestra.

Su hermana, María, da testimonio de cómo fueron los años previos a la muerte de Lita, apodo con la que llamaban a Florencia Rojas.

Aseguró que “Cuando se recibió de maestra de actividades prácticas estaba trabajando en Caleta Olivia, donde vivía una de mis hermanas, con el tiempo se quedó sin trabajo porque estaba haciendo una suplencia y se vino para Río Grande y vivió por un tiempo conmigo”.

Lamentablemente, una noche, precisamente el 13 de diciembre de 1982, Florencia Rojas decidió salir a disfrutar y pasear con unas amigas por el centro de la ciudad de Rio Grande con el objetivo de hacer un cierre de año, porque se iba de vacaciones. Todas iban en un auto, dieron la vuelta por la calle San Martin, hasta llegar a calle Fagnano, cuando de repente oyeron unos disparos.

Entre la desesperación, las amigas atinaron a esconderse agachando sus cabezas, pero Lita no puedo hacerlo, les dijo “no me siento bien, me quiero bajar”. Esa noche, ese momento, esa injusticia la recuerda María hasta la actualidad, recapitula esos momentos de profundo dolor y trata de otorgarle un porqué: "Mi hermana iba detrás del conductor. Estira su mano y ven que tenía húmedo, ahí se dieron cuenta de que estaba herida. Murió a las pocas horas en el hospital de la ciudad”.

Frente a la situación vivida, la familia cargó con un profundo dolor por una muerte inesperada. Su pequeña Lita, ya no estaría entre ellos.

Para ese entonces, el Batallón estaba a cargo del capitán Carlos Hugo Robacio, contraalmirante naval destacado por su activa participación en el BIM 5, asignado a la defensa de las principales alturas que circundan a Puerto Argentino. Por su carrera como militar, hoy su figura es destacada por funcionarios y excombatientes que estuvieron al comando de este.

Tras conocerse el lamentable deceso, Vecinos e integrantes de diversos sectores de la vida activa de Río Grande, marcharon por justicia y se reunieron en el salón de la Casa Radical con la finalidad de exteriorizar el repudio por el triste hecho ocurrido.

“En un marco de dolor e indignación ante el irreparable suceso, la comunidad local, comentó de diverso tono el episodio. Fue así como a medida que avanzaba la mañana, comenzó a vivirse un clima de tensión. (...) La primera manifestación de pesar llegó precisamente del gremio docente al que pertenecía la joven muerta en tan trágicas circunstancias”. (Noticias – Rio Grande- martes 14 de diciembre de 1982).

Lamentablemente, cada 24 de marzo es un recuerdo viviente y tajante que vive no solo la familia, sino también, todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerla. Hoy solo queda el recuerdo en la memoria, pero la conciencia saluda día a día al Casino de Suboficiales, perteneciente al Batallón de Infantería de Marina N°5, al ver el monumento ubicado sobre calle San Martín al 300 bajo la frase “Florencia Angélica Rojas Gutiérrez, ¡Presente!, ¡Ahora y Siempre!”.

Su familia continua en una constante búsqueda de justicia y aseguran que es algo que no lo dejarán de hacer. Si bien consideran que el actuar de Robacio, en esa época con los veteranos de guerra, fue bastante honorable, el asesinato de Florencia Rojas no ingresa dentro de la caratula honorable, ni tampoco después de tanto tiempo debería parecer desapercibido.

Se atentó sobre la vida de una mujer, con un pedido de disculpas y una aclaración de acciones aberrantes no la devuelve a la vida, no devuelve a Lita. Lo hecho, hecho está, pero aún no han obtenido la justicia que merece la docente, el caso sigue sin resolverse.