En tiempos donde la realidad golpea fuerte a los pequeños comerciantes, La Frutilla del Postre, una pastelería con identidad propia y sabor casero, atraviesa un momento de gran dificultad. Su creadora, Micaela Quiroga, decidió compartir con honestidad y sin filtros la situación que está viviendo para evitar tener que bajar las persianas del local ubicado en Juan Vicic 2731, en pleno barrio de Río Grande.

“Hoy este post es para pedirles su apoyo. Fueron y son meses complicados, estamos tapadas de cosas para pagar. Si bien el local está activo de lunes a domingo, no logro reacomodarme”, expresó Micaela en redes sociales, acompañando su publicación con fotos de su local y una de sus tortas más pedidas. A pesar del cansancio emocional y financiero, aseguró: “Me niego a rendirme. No quiero y me entristece”.

En diálogo con Minuto Fueguino, Mica profundizó aún más:

“Todos los días me levanto pensando en cómo salir adelante. El cansancio es real, pero más fuerte es el amor que le tengo a lo que hago. Este lugar lo levanté con mucho esfuerzo, y quiero que siga siendo parte de la comunidad”, expresó con emoción.

Contó además que hace todo lo posible por seguir adelante:

“Estoy buscando opciones, desde subsidios hasta bajar los precios, lo que esté a mi alcance. Me duele tener que pensar en cerrar, pero mientras pueda resistir, lo voy a hacer. Amo cocinar, amo verlos disfrutar lo que hacemos con tanto cariño”.

Micaela es consciente de que no está sola en esta lucha:

“Sé que hay muchas emprendedoras y muchos comercios que la están peleando como yo. Por eso no busco dar lástima. Solo abro el corazón porque sé que quienes nos conocen, quienes probaron alguna vez algo de lo que hacemos, van a entender el valor que tiene sostener esto”, agregó.

El local, conocido por su estética rosa, abre todos los días de 15 a 20 horas, y en su interior se respira dedicación, creatividad y amor por lo que se hace. Tortas, budines, mini cakes, cookies, alfajores y opciones sin TACC forman parte de una propuesta que siempre buscó destacarse por la calidad y el detalle.

“La Frutilla del Postre es mi lugar en el mundo. Pero también es el lugar de muchos vecinos que vienen a buscar algo dulce después de un día difícil. Por eso quiero seguir, por ellos, por mí, por todo lo que representa”, cerró.

El mensaje de Micaela no solo representa la historia de una pastelera que no se rinde, sino también la de cientos de emprendedores fueguinos que todos los días enfrentan una realidad económica difícil, con la esperanza de que el esfuerzo valga la pena. Su historia es una invitación a apoyar lo local, a valorar el trabajo artesanal y a elegir con el corazón.