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El conductor Pedro Alberto Di Baia, de 58 años, fue procesado por la Justicia por el delito de doble homicidio simple con dolo eventual tras protagonizar un trágico accidente en la ruta 3, en el que murieron Ignacio Giordano (37) y su hija Olivia (7 años). El choque, ocurrido el 20 de octubre cerca de la estancia El Relincho, también dejó con heridas graves a Valentino, un menor de 12 años que viajaba en el vehículo de las víctimas.
A pesar de la gravedad de la imputación, el juez a cargo de la causa resolvió que Di Baia permanezca en libertad, al considerar que no existe riesgo procesal y que el acusado ha demostrado estar a derecho. Sin embargo, se dictó un embargo preventivo sobre sus bienes por un monto de $56.000.000 como garantía en el proceso judicial.
El imputado había sido indagado la semana pasada, pero optó por no prestar declaración, decisión que antecedió a la resolución judicial conocida este lunes.
La reconstrucción del accidente se basó en pericias accidentológicas y testimonios, que confirmaron que la camioneta conducida por Di Baia se cruzó al carril contrario, impactando de frente contra el Volkswagen Gol donde viajaba la familia. Aunque el sistema ABS de la camioneta impidió que quedaran marcas de frenado en la ruta, otras huellas y pruebas periciales ratificaron que el conductor invadió el carril opuesto.
Uno de los testigos clave declaró haber visto maniobras imprudentes por parte de la camioneta antes del impacto, lo que refuerza la hipótesis de una conducción temeraria.
En cuanto a Valentino, el niño de 12 años que sobrevivió al choque, sufrió múltiples fracturas, entre ellas en la tibia, el peroné y el codo izquierdo, lesiones por las que debió ser intervenido quirúrgicamente. Aunque continúa en recuperación, enfrenta un proceso de rehabilitación prolongado.
El caso ha generado conmoción en la comunidad y reavivado el debate sobre la responsabilidad en accidentes de tránsito, en un contexto donde las conductas imprudentes al volante siguen cobrando vidas en las rutas argentinas.
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