
La presencia de conejos exóticos en Ushuaia está generando preocupación entre los expertos debido a su impacto negativo en el ecosistema subantártico. Estas especies, consideradas entre las 100 peores invasoras del mundo, han establecido colonias significativas en zonas urbanas como los barrios Mirador del Fernández y Akar, según explicó Adrián Schiavini, biólogo e investigador del CADIC.
Uno de los factores que limita la expansión de los conejos fuera de la ciudad son los perros sueltos, conocidos como "de vida libre". Sin embargo, dentro de las áreas urbanizadas, su proliferación continúa sin control.
Schiavini destacó que el conejo causa un doble impacto en el ambiente: no solo consume la vegetación, sino que destruye el suelo al excavar, lo que dificulta el crecimiento de nuevas plantas. Este daño genera erosión, especialmente en zonas donde el terreno tarda mucho tiempo en regenerarse, como los suelos subantárticos de Ushuaia.
El problema de los conejos no es exclusivo de la región. En lugares como Australia y Nueva Zelanda, su presencia ha causado estragos en los ecosistemas. Introducidos inicialmente por colonizadores europeos en busca de una fuente de proteína animal, los conejos han demostrado ser altamente dañinos para entornos frágiles como el de Tierra del Fuego.
El biólogo advirtió que, a pesar de la gravedad de la situación, no existen políticas públicas locales para controlar o erradicar estas poblaciones. "En ecosistemas donde el suelo se regenera fácilmente, el impacto puede ser menor, pero en zonas como la nuestra, las consecuencias son devastadoras", enfatizó Schiavini.
La ausencia de medidas efectivas contra estas especies invasoras pone en riesgo la biodiversidad y la estabilidad de los ecosistemas locales, dejando a la región expuesta a un deterioro ambiental irreversible.
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