Lo que fue cómico será horrible después, podría decir Charly García. Es lo que pasa con el cartoon clásico. Ahora el personaje en la picota (sabíamos que era cuestión de tiempo) es la genial creación de Charles M. Jones (o Chuck Jones para la posteridad) Pepé Le Pew. Un artículo del periodista -casi homónimo del creador- Charles M. Blow en The New York Times la semana pasada señala al zorrino que persigue gatas con gran ínfula erótica como responsable de "avalar la cultura de la violación".

Blow además se defendió en Twitter diciendo que "Se escandalizan porque dije que Pepé Le Pew es parte de la cultura de la violación, pero veamos: 1) abraza/besa a una chica repetidamente sin su consentimiento; 2) ella trata repetidamente de salirse, pero él no la deja; 3) la encierra bajo llave para evitar que escape" e ilustra la publicación con un fragmento de For Scent-imental reasons, corto de 1949 ganador del Oscar.

En el artículo original en The New York Times, también dice que Speedy Gonzáles (creado en Warner por Robert McKimson pero llevado a la fama por Friz Freleng, creador también de la Pantera Rosa) y Mammy Two Shoes (la dueña original de Tom y de la casa donde vive con Jerry, creaciones de William Hannah y Joseph Barbera) eran estereotipos racistas.

Al mismo tiempo, Warner Bros. anunció que Pepé dejó de formar parte de la secuela de Space Jam. También Lola Bunny -personaje en realidad creado para la televisión- es parte de la cruzada moralizante: la empresa anunció que en ese filme el personaje aparecerá pero "menos sexuado" que en el original.

La cruzada contra la animación clásica incluye el recorte de toda alusión al tabaco en Tom y Jerry hace algunos años por parte de Cartoon Network y, más recientemente, el ocultamiento para menores de 7 años de algunos clásicos como Peter Pan, Dumbo o Los Aristogatos de la grilla de Disney+ por contener "estereotipos racistas".