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La técnica, que consiste en sembrar a principios del año calendario en lugar de hacerlo al comienzo de la temporada tradicional, ha demostrado ser especialmente útil para especies como la espinaca, la rúcula, el pak choi y el kale, entre otras. Según Kati Pohjola, técnica del INTA Ushuaia, “la siembra tardía se realiza en febrero, en lugar de agosto o septiembre, lo que permite evitar los efectos negativos de la exposición prolongada a la luz durante el verano”.
Uno de los problemas que enfrentan algunos cultivos en Tierra del Fuego es la floración prematura. Esto ocurre cuando las plantas están expuestas a días largos, lo que genera estrés y afecta su desarrollo. La espinaca, por ejemplo, florece antes de tiempo si se siembra en primavera debido al aumento progresivo de las horas de luz. Para contrarrestar este efecto, los especialistas recomiendan sembrarla en febrero, permitiendo que crezca durante dos meses antes de la llegada del frío otoñal. En este período, la planta entra en estado de hibernación y reanuda su crecimiento en primavera, lista para ser cosechada en noviembre.
El clima fueguino es determinante en la elección de los cultivos. Durante el verano, las temperaturas rondan los 10°C y las jornadas pueden superar las 17 horas de luz. En invierno, el termómetro baja de los -10°C y los días son extremadamente cortos. Este contraste limita las opciones agrícolas a especies resistentes al frío, muchas de las cuales se cultivan en invierno en el centro y norte del país. Sin embargo, cuando se siembran en Tierra del Fuego en la época estival, el exceso de luz puede inducir una floración anticipada que afecta la producción.
Además de la espinaca, otros cultivos que pueden verse afectados por el fotoperíodo de día largo incluyen la acelga, el brócoli, el repollo, los repollitos de Bruselas y la mizuna. La siembra tardía permite minimizar este problema, evitando que las plantas desarrollen vara floral antes de tiempo y asegurando hojas de mayor tamaño y calidad.
No obstante, algunos cultivos más sensibles, como la rúcula o el pak choi, requieren cuidados adicionales en invierno. “Aunque las heladas pueden marchitar sus hojas, muchas veces las raíces, el tallo y la corona permanecen intactos, por lo que es importante verificar su estado antes de descartarlos”, destacó Pohjola. En estos casos, se recomienda el uso de invernaderos o coberturas para proteger las plantas de las temperaturas extremas.
Recomendaciones para la siembra
Para obtener mejores resultados, es fundamental planificar la siembra de acuerdo con las condiciones climáticas de la región. La espinaca, por ejemplo, debe sembrarse directamente en el suelo, ya que no tolera bien el trasplante y esto puede acelerar su floración. En cambio, cultivos como el kale, la acelga o el brócoli no presentan problemas al ser trasplantados.En un entorno desafiante como Tierra del Fuego, una adecuada planificación agrícola permite maximizar el rendimiento de los cultivos, ya sea para el consumo personal o para la comercialización. “Con estrategias adaptadas a las particularidades climáticas de la región, es posible lograr una producción exitosa de alimentos incluso en condiciones extremas”, concluyó la especialista del INTA.
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