La denuncia pública de la actriz Thelma Fardín puso en evidencia, una vez más, la falta de periodistas feministas y de formación en perspectiva de género en los medios de comunicación hegemónicos.
Las preguntas de la conferencia de prensa del martes en el Multiteatro, formuladas por cronistas varones apuntaron a exigir más pruebas a la mujer que estaba haciendo pública una violación y más detalles sobre la escena ya narrada. Cuando la rueda de prensa terminó, los teléfonos de las periodistas feministas empezaron a sonar para que se sentaran a analizar lo ocurrido en los set de televisión o en los estudios de radio que no cuentan a diario con su trabajo a diario.
En el país de los Encuentros Nacionales de Mujeres, del grito colectivo de Ni Una Menos, de los paros de mujeres, lesbianas, travestis y trans, del #YaNoNosCallamosMás y del #MiráCómoNosPonemos el periodismo feminista, en general, no es valorado ni jerarquizado.
Las mujeres representan el 61,5% de quienes egresan de carreras relacionadas a la comunicación. Sin embargo, según un estudio de la Asociación civil Comunicación para la igualdad, el 70% de los trabajadores de medios son varones. En Argentina hay dos redes de periodistas organizadas que vienen desde hace muchos años tratando de desarmar el machismo en las redacciones, en las radios y en la televisión. Por un lado, la Red Par (Periodismo no sexista) y por el otro, la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género. La tarea va mucho más allá de contar los datos existentes, las denuncias, las demandas y los deseos de las mujeres y las disidencias. También se trata de una escucha atenta y diaria, de acompañar a sobrevivientes de las violencias machistas, a sus familiares, de establecer estrategias de comunicación con otras, con abogadas feministas y organizaciones y un largo etcétera.
Ese trabajo silencioso y cotidiano se traduce en formación, en construcción de una agenda específica y una mirada. La invitación a ser parte del relato mediático aparece ante hitos emergentes, como si aportar perspectiva de género fuera opinar. Y, a su vez, pone en una trampa a las invitadas: tapar los huecos de un sistema que las excluye a diario.
La revictimización y la puesta en duda de la palabra de la mujer ya había sido parte de la postura de muchos periodistas y comunicadores cuando Calu Rivero denunció públicamente a Juan Darthés por acoso sexual laboral hace un año. Luego de ella, hubo dos historias más. Pero uno de los problemas y nudos patriarcales de las coberturas es no poner en contexto los relatos singulares. No se trata de casos aislados.
Recién con el crudo relato de Thelma Fardín el relato mediático hegemónico pudo revisar en retrospectiva lo que otras habían contado antes. Sin embargo, el descreimiento persiste. El portal Noticias Formosa armó una encuesta para que sus lectores voten a quien le creen: a Juan Darthés o a Thelma Fardin.
Faltamos en los medios
La evidencia señala que faltan mujeres en los medios. En la prensa gráfica, las reporteras argentinas alcanzan un 15 por ciento de las notas firmadas contra el 85 por ciento restante de varones. Los datos se desprenden de las últimas cifras del Proyecto de Monitoreo Mundial de Medios (GMMP, por sus siglas en inglés).
Según este informe de 2015, que se hace cada cinco años, la Argentina tiene el promedio de firmas más bajas de América Latina. Solo en Bolivia y México la investigación encontró paridad.
Las mujeres presentadoras de noticias en canales nacionales son un 35 por ciento
En medios audiovisuales argentinos también persiste la desigualdad: las mujeres presentadoras de noticias en canales nacionales son un 35 por ciento contra un 65 por ciento de varones.
La brecha de género en los medios no es solo un síntoma regional ni se cierra a pesar de que las mujeres están cada vez más organizadas y visibles en las manifestaciones sociales. A nivel mundial sólo el 37 por ciento de los y las periodistas que se leen, ven o escuchan en la prensa son mujeres.
El problema va mucho más allá: no es solo quiénes hablamos, sino de quiénes. Según la WACC en 2015 en América Latina el promedio de mujeres “sujetas” de las noticias fue del 29%. Ni hablamos las mujeres ni hablan de nosotras. Se destapó la olla: es urgente más periodismo feminista en los medios.
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