El principal candidato a ocupar el ministerio de Economía aseguró que la prioridad es aplicar un plan de estabilización de la economía y que dolarizar no es una herramienta para ello. Prometió una receta ortodoxa, con “un ancla fiscal y monetaria”
La principal preocupación que llevaron los banqueros a la reunión que mantuvieron hoy con el principal candidato a ministro de Economía, Luis Caputo se disipó al menos para el corto plazo. Ante medio centenar de CEOs y gerentes de todas los bancos privados del país, Caputo les aseguró que no implementará en lo inmediato el plan de dolarización de la economía ni el cierre del Banco Central que Javier Milei sostuvo con tanto énfasis a lo largo de la campaña.
“La dolarización no puede ser una herramienta para estabilizar la economía y lo primero que se necesita es un plan de estabilización”, dijo Caputo para graficar su orden de prioridades. Por estabilizar debe entenderse “una hoja de ruta ortodoxa, con un ancla fiscal y monetaria”, con un punto de partida que alcanzará a un recorte de 2 puntos del PBI. Una vez conseguido ese objetivo, la dolarización “es una herramienta” que puede utilizarse o no, pero nunca en el corto plazo. Pero fue muy enfático que no habrá dolarización inmediata, tal como proponía Emilio Ocampo, quien ayer fue desvinculado del equipo económico en formación.
Uno de los banqueros presentes le hizo a Caputo la pregunta del millón: al margen de lo que le conviene hacer ahora, ¿está a favor o en contra de dolarizar la economía? La respuesta del casi ministro fue positiva, en términos conceptuales. “No estoy en contra, de hecho mi relación con Javier Milei empezó cuando le escribí un informe sobre dolarización, que es un plan que puede solucionar algunos problemas”, dijo. El objetivo de Milei no es necesariamente aplicar la dolarización durante su gestión aunque aspira a “sentar las bases” o bien ponerlo en la discusión pública. “Dolarizar es un buen debate” una vez que la macro esté estabilizada, deslizó.
Para precisar su opinión sobre la dolarización, Caputo dijo que puede resolver la volatilidad del tipo de cambio, el acceso al financiamiento y la baja demanda de dinero. Pero nunca va a ser utilizado como “una herramienta para estabilizar”, enfatizó. Para ese fin, repitió, “todo el plan se basa en el equilibrio fiscal”.
En el discurso de Milei, dolarizar la economía y cerrar el Banco Central “no es negociable”. Así lo dijo durante la campaña y lo repitió tras la primera vuelta, cuando ya ganador salió a buscar gobernabilidad y equipos para gestionar en negociaciones con Patricia Bullrich y Mauricio Macri. Sobre la mañana del viernes, tras haber conocido las repercusiones de la salida de Ocampo, un comunicado de la “Oficina del Presidente Electo” volvió a insistir sobre el punto: “Ante los falsos rumores difundidos, deseamos aclarar que el cierre del Banco Central no es un asunto negociable”.
Nada está confirmado
Con chomba rosa y look informal, Caputo recibió a los banqueros en un auditorio de la Sociedad Rural sobre la calle Juncal. Los saludó uno por uno, con cordialidad, y avisó que no iba a decir ningún detalle del plan. “No seas ansioso” le respondió, entre sonrisas, cuando uno de los presentes quiso saber si el lunes 11 de diciembre arranca ese plan. “Tal vez sea el martes”, dijo para dar a entender que muchas medidas son urgentes..Pese a que se mostró con buena disposición a responder, según dijeron a Infobae algunos de los presentes, se negó a hablar de medidas precisas o de designaciones. Se presentó a la reunión solo, sin ningún otro colaborador. Cómo era de esperar, alguien le preguntó si estaba confirmado que Demian Reidel será presidente del Banco Central. “Ni siquiera yo estoy confirmado, no puedo responderte eso”, fue la irónica respuesta de Caputo. Luego dijo que, aunque no quería volver a la función pública, “por patriotismo” se prepara para el célebre despacho del quinto piso del Palacio de Hacienda.
Lo crucial de la reunión, que duró menos de una hora, es el mensaje de tranquilidad que les quiso bajar. Con la misma firmeza con que les dijo que “no hay espacio para el gradualismo”, como intentó en el gobierno de Mauricio Macri, también les dijo que “no habrá ninguna sorpresa ni medidas disruptivas”. Con esa afirmación, Caputo descartó de plano todo lo que genera más temor en los bancos: no habrá plan bonex, ni reperfilamiento de deuda, ni dolarización asimétrica ni ninguna de las medidas drásticas experimentadas en el pasado.
Tampoco habrá un levantamiento total del cepo el primer día de gobierno, como hizo Mauricio Macri en 2015, porque la demanda de dinero está en niveles demasiado bajos. Quitar los controles cambiarios es un plan posterior, una vez que la inyección de ortodoxia financiera haya sido aplicada. El shock que viene debe ser fiscal y monetario, porque considera que la emisión monetaria, el gasto y la política cambiaria “están descontrolados”.
Otro banquero lo consultó acerca de otro de los temores más palpables de la gestión Milei, que es su escasa representación parlamentaria. El futuro ministro respondió que aún con el Congreso en contra se pueden hacer muchos de los cambios que propone.
El mensaje de tranquilidad de Caputo giró alrededor del tema excluyente para la atención del mercado financiero: desarmar el stock de pasivos remunerados del Banco Central, las Leliq y los pases. En los últimos cuatro días, ese problema sumó complicaciones ya que los bancos comenzaron unilateralmente a desarmar sus colocaciones en las letras de liquidez a 30 días para colocar los fondos en otro instrumento de menor plazo, los Pases a 1 día.
Shock para bajar 2% del PBI el déficit fiscal y solución a las Leliq, los primeros puntos del plan Caputo
Aunque el debut de Luis Caputo ante banqueros como futuro ministro de Economía “de hecho” llevó calma al sector financiero respecto a los peores temores que anidaban en los bancos, los detalles del plan para desarmar la “bola de Leliq” aún no está puesto sobre la mesa.La promesa de que habrá shock de medidas que empezarán desde “el día 1″, pero sin “sorpresas” o medidas disruptivas para resolver la deuda del Banco Central y también la del Tesoro -ni Plan Bonex, ni reperfilamiento, “ni nada raro”-, en un combo de pura ortodoxia fiscal y monetaria sonó como música clásica para el mercado, preparado siempre para ritmos más violentos.
Pero los detalles se guardan todavía bajo siete llaves y, muchos de ellos, estarán sujetos precisamente a negociaciones con el sector financiero, actor clave en la dinámica de la crisis cambiaria y monetaria. Caputo cree, y así lo expresa, que son “fundamentales para la gobernabilidad”.
En el centro de esas tratativas, lo que asoma como un canje o migración de deuda entre del Central y al Tesoro para tender a la unificación del tipo de cambio ocupa gran parte de los análisis del momento. A tal punto que la centralidad que adquirió la cuestión ahondó las preocupaciones que ahora se intentan despejar. Por eso el foco del mensaje pasó a ser que el próximo plan económico se basa esencialmente en la disciplina fiscal y monetaria y que las restricciones cambiarias no se levantarán el primer día de gestión.
Para Luis Caputo, aun con minorías en el Congreso, es posible e indispensable avanzar en un recorte del déficit al menos 2% del PBI. Al menos es el objetivo inicial de su programa.
Ese abordaje matiza algunas dudas que despierta la idea de volver a implementar el mismo mecanismo que Caputo aplicó en 2018, cuando la liquidez de las Leliq se orientó a bonos del Tesoro con los cuales integrar encajes bancarios.
“En términos consolidados, eso no cambia nada. El riesgo es el de la expansión monetaria, para qué va a usar el Tesoro esos pesos. Si los deposita en el Central o cancela adelantos transitorios, eso no tiene efecto expansivo y mejora el balance del BCRA”, explicó el economista Gabriel Caamaño, quien en un informe de la consultora Outlier profundizó: “En nuestra opinión, no es un problema grave a solucionar si se está dispuesto a hacer un ajuste fiscal creíble y a llevar la tasa a niveles menos negativos (al menos) en términos reales, en conjunto con un compromiso inviolable de no emitir más pesos como financiación del déficit”.
En ese sentido parecieron haberse empezado a dar las señales ante el nerviosismo que generó el propio presidente electo, Javier Milei, con sus alusiones a las Leliq en cada entrevista que concedió desde su triunfo. Esto a pesar de que remarcó que la solución sería “de mercado”.
Las posibles soluciones tienen, por supuesto, contraindicaciones. El principal problema que surge con el canje de títulos es el descalce de los plazos ya que el objetivo apunta a estirar los plazos de la deuda pero no ocurriría lo mismo con los depósitos de los ahorristas, la contracara de las Leliq. La posibilidad de obtener financiamiento externo -trascendió un monto de USD 15.000 millones- contribuiría a resolver con mayor facilidad la cuestión pero no es un posibilidad concreta que hoy se asuma como punto de partida.
“La idea de ir licuando con el tiempo las Leliq del BCRA es otra opción (muy válida dada lo baja que es actualmente la demanda de base monetaria) pero mucho más gradual y Milei parece rechazar el gradualismo ahí”, apuntó la consultora 1816 en su habitual informe semanal.
Lo cierto es que, tras la reunión con los bancos será clave su comportamiento en las próximas renovaciones del Banco Central. Es que durante la semana, se acortó el perfil de vencimientos de las Leliq porque lo que no se renovó -$3,3 billones- fue a Pases a 1 día.
“Si los bancos siguen privilegiando este posicionamiento, el nuevo gobierno asumirá con la mayor parte de los vencimientos de pasivos remunerados a 1 día de plazo. A partir de ese momento, el nivel de tasas de interés que ofrezca el BCRA para renovar esos pasivos y el coeficiente de encajes sobre los depósitos definirá mucho del mecanismo que se utilizará para desarmar esta fuente de emisión endógena”, advirtió la consultora Aurum Valores.
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