Por su parte, según analizó Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, “el tipo de cambio diferencial para maíz (que representa cerca del 10% de la estructura de costos de la carne vacuna) y los impuestos para las importaciones de bienes y servicios, se trasladarán parcialmente a los precios de los bienes finales, especialmente en los rubros con mayor ponderación de transables. Aquí aparecen equipamiento y mantenimiento del hogar, indumentaria y alimentos”.
“Por ejemplo, ya estamos viendo importantes remarcaciones en electrónica y también subas en los precios del mercado de carnes de Liniers (la carne tiene una ponderación del 7% en el IPC). Sin embargo, la mayor parte del impacto lo veremos en la medición del IPC de agosto y que proyectamos rondará el 7,3%”, señaló Marí.
En la misma línea, desde Ecolatina habían señalado que “extender el ‘dólar agro’ a cereales como el maíz implica encarecer un insumo relevante del sector engordador de pollos y cerdos y de los feedlots”.
La carne, por detrás de la inflación
Producto de la sequía, la carne acumuló en los últimos meses un marcado atraso frente a la inflación. Es por eso que, más allá de la puesta en marcha del “dólar Maíz”, desde el sector esperaban por un incremento en los próximos meses.
De hecho, días atrás el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, habló al respecto: “La carne vacuna tiene un retraso importante. Si lo comparás con la inflación, depende de la categoría, está entre un 40% y un 60% de atraso. En algún momento eso se va a reacomodar. Ahora hay una oferta importante, porque producto de la sequía, los productores tuvieron que liquidar y lo siguen haciendo. Mandaron a feedlot, que hoy están con una capacidad histórica de ocupación, porque se mandó apurando el proceso de engorde. Todavía tenemos alrededor de un mes y medio de buen abastecimiento. No quiero llevarle intranquilidad a la gente, pero habrá un reacomodamiento de precios. Esto pasó durante el año pasado”.
En tanto, al referirse al “dólar Maíz” y el posible traslado a precios, el funcionario señaló que desde el Ministerio de Economía están “trabajando para que eso no suceda”: “Convocamos a la cadena avícola y porcina, que pueden tener modificación de costos por la suba del maíz y perder algo de competitividad. Para que ese costo no se traslade a precio, tratar de compensar esa modificación de costos”, dijo.
En julio, el precio de las carnes mantuvo su variación por debajo del nivel general de inflación y del resto de los productos de la canasta de alimentos. Por caso, de acuerdo al relevamiento de LCG, los alimentos y bebidas tuvieron una inflación promedio del 5% en el mes: las carnes subieron 1,8% en ese periodo.
Compartinos tu opinión