El 17 de noviembre de 1972, el general Juan Domingo Perón volvió a la Argentina tras 18 años de exilio después del golpe de Estado recordado como la Revolución Libertadora, ocurridos en septiembre de 1955. El peronismo recuerda el 17 de noviembre como un símbolo de la resistencia y la militancia en los casi 20 años donde fue proscripto, por eso se celebra el Día de la Militancia.
Ese día el avión proveniente de Roma con Juan Domingo Perón a bordo aterrizó a las 11.20 en Ezeiza. En DC-8 de Alitalia viajaban 154 hombres y mujeres, entre ellos, 22 presidentes provinciales del Partido Justicialista y del distrito capital, miembros retirados de las Fuerzas Armadas, de la Confederación General del Trabajo, las 62 Organizaciones, empresarios, ex funcionarios y legisladores, científicos y artistas, que acompañaban al líder de los trabajadores en su regreso.
Bajo una copiosa lluvia, el ex presidente pisó suelo argentino acompañado por el secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, en una imagen que quedó inmortalizada. Luego, el general Perón fue retenido en el Hotel de Ezeiza hasta la madrugada del día siguiente cuando fue liberado y se dirigió a la casa de la calle Gaspar Campos, en Vicente López.
Permaneció en Buenos Aires solo 29 días y volvió a irse a España, de donde retornó definitivamente el 20 de junio de 1973, de la mano del presidente justicialista electo Héctor Cámpora, quien renunció a su cargo para que Perón pudiera asumir, luego de elecciones abiertas, su tercera y última presidencia.
La llegada de Juan Domingo Perón
El presidente de facto, Alejandro Agustín Lanusse, había dicho: "no voy a admitir que corran más a ningún argentino diciendo que Perón no viene porque no puede. Permitiré que digan: porque no quiere; pero en mi fuero íntimo diré: porque no le da el cuero para venir". Esa afirmación por supuesto, fue utilizada por los peronistas de línea revolucionaria, cuando Perón apareció en Ezeiza: “¡Peronismo Montonero! Por eso le dio el cuero”.
Lo cierto es que el propio gobierno había declarado aquel 17 de noviembre como día no laborable, prohibió las concentraciones y solo se podía acceder al aeropuerto de Ezeiza como “invitado especial”.
El avión de Alitalia hizo el trayecto Roma-Dakar-Buenos Aires sin inconvenientes ni armas a bordo porque el propio Juan Domingo Perón dijo que iba como “prenda de paz” y antes de salir de Fiumicino se hicieron revisar los bolsos de viaje.
El vicecomodoro René Salas subió al avión y pidió hablar con Juan Domingo Perón para pedirle que bajara acompañado por no más de cinco personas y que luego sería trasladado al Hotel Internacional de Ezeiza. Perón bajó primero y atrás lo siguieron Isabel, el Delegado y López Rega. Lo esperaba una caravana de automóviles que encabezaba un Ford Fairlane, color claro.
Todo era seguido en directo por la televisión. A los pocos minutos, el auto se detuvo y el general Perón se bajó para saludar con sus dos brazos en alto.
La imagen de ese día, retrató a Juan Domingo Perón con traje azul oscuro. A su derecha López Rega; Jorge Osinde que había corrido a su encuentro; Isabel con su tapado sobre los hombros y el Delegado observando el momento. A su izquierda, Rucci cubriéndolo de la llovizna con un paraguas y Juan Manuel Abal Medina.
La sonrisa de Perón no pudo tapar la tensión del momento.
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