“Hasta hace cinco años, la Argentina era el país con el precio del combustible más caro, después de Uruguay, que sigue liderando el ranking. Hoy, ocupa el puesto 5° de abajo hacia arriba, y si se lo mide al valor del dólar billete, somos el país más barato de toda América después de Venezuela”, graficó Carlos Gold, miembro del comité ejecutivo de la Comisión Latinoamericana de Empresarios de Combustibles (Claec).
La situación no es una novedad, pero las condiciones macroeconómicas y el atraso en la actualización de los valores por parte del Gobierno, como ancla de la inflación, hace que la Argentina siga ubicándose en la base del ranking americano.
Según las estadísticas de globalpetrolprices.com, al 6 de marzo, Uruguay se ubica en el podio, con un valor del litro de nafta de USD 1,83, mientras que en el último escalón se encuentra Venezuela, con USD 0,02. Si se toma en cuenta el dólar oficial, que es el que considera esta fuente, la Argentina se ubica en el puesto 8, con un precio equivalente a USD 0,79 el litro, seguido de Ecuador, Colombia, Bolivia y Venezuela.
Pero si se considera el tipo de cambio libre ($373 por dólar), el país baja tres escalones y se posiciona penúltimo en la fila, con USD 0,44 el litro de nafta súper, el más barato.
Y hacia atrás le siguen Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela. En el caso uruguayo, el precio del gasoil común alcanza USD 1,45, mientras que en el país bolivariano se vende a USD 0,02, igual que la nafta.
Un factor que minimiza este impacto es el de las ventas, que rebotaron fuertemente tras la pandemia, la renovación del parque automotor y la recuperación económica hasta mediados deñ último año.
Según cifras preliminares que manejan los estacioneros, el primer bimestre de 2023 habría sido el mejor en ventas de los últimos 10 años. “Si hoy el negocio se sostiene es por el volumen de ventas”, explicó Gold, al tiempo que agregó, sin embargo, que el 90% de las estaciones de los pueblos del interior no llegan a vender los 300.000 litros mensuales que requiere estar en el punto de equilibrio.
“Hoy la situación está complicada porque tenemos el precio pisado, los márgenes no cambian y nuestros costos se van incrementando al ritmo de la inflación, incluidos los salarios”, dijo Gold, quien además es secretario institucional de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha). Del precio del cartel, el estacionero se queda entre 8% y 10%, y con eso tiene que pagar todos sus costos.
En el sector aseguran que los precios de los combustibles hoy están atrasados entre 20% y 25 por ciento
Sendero de aumentos
En diciembre, el sector acordó con el Gobierno un sendero de ajuste de precios y se determinó que aumentarían 4% mensual y en marzo, 3,8%. Esta última suba todavía no se efectivizó (se especula con que sería cerca del 15), pero lo que más preocupa al sector es el horizonte hacia adelante, más aun considerando que en un año de elecciones la tentación de atrasar más el precio está latente.“Se está analizando qué va a pasar de abril en adelante. En teoría, se va a renovar el acuerdo, lo cual sería bueno porque genera previsibilidad, pero malo porque no cubre la inflación”, dijo otra fuente del sector.
El litro de nafta súper debería rondar los 240/250 pesos (Gold)
Recordó el experto y ex director de YPF que el precio del crudo que llega a las refinerías está acordado entre las empresas y el gobierno, lo cual le quita competitividad al sector, pero “los que más pagan el pato son los estacioneros, que no reciben nada”.
Sobre el precio, Apud planteó que “no está tan desfasado como el gas y la energía”, aunque recordó que el Estado hace un año que no ajusta los impuestos por el IPC. Si avanzara con eso y se recompusiera todo el rezago, la suba en el precio final podría llegar al 40%. Impensable en un año de elecciones y con el actual gobierno.
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