El director del HRU, el médico Carlos Guglielmi, desde la puerta del establecimiento iluminado con un equipo generador de emergencia y mientras todavía el personal bomberil trabajaba en el lugar, anunció a la prensa, en relación a los pacientes que se encontraban internados al momento de producirse el incendio, informó que eran alrededor de 30. “Lo primero que hicimos fue llamar a la Clínica San Jorge para reservar el lugar en terapia intensiva para los 5 enfermos más críticos, que derivamos inmediatamente.
En cuanto a las 15 o 16 personas internadas en sala común, los trasladamos al “Cochocho” y se encuentran allí en buen estado 11, en realidad, dado que dimos de alta a 4 que en la mañana de ayer (- por el martes 6 de julio -) habían sido intervenidos quirúrgicamente pero que se encontraban aptos para seguir la convalecencia en sus domicilios. En Pediatría solo había una mamá con su nene en espera de una operación, así que también se fueron a su casa. Las pacientes de Maternidad también fueron derivadas así que todos se encuentran en buen estado de salud, quedando el edificio completamente evacuado. Y en lo que respecta a pacientes COVID, que son 4, los decidimos derivar también al “Cochocho” a un ala separada por unos 50 a 70 metros de los demás, así que no hay riesgo de contagio para nadie”.
De esta manera Guglielmi intentaba llevar tranquilidad a la población, insistiendo en destacar que no se habían registrado pérdidas humanas o lesionados a raíz del ígneo.
¿Qué pasó en la habitación 5 de la UTI?
María Elena Nuñez estaba alojada en la sala 5 de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Regional Ushuaia, con diagnóstico de COVID 19. Había ingresado una semana atrás y estaba conectada a un respirador mecánico. La mujer, de 52 años de edad y madre de un hijo, falleció antes, durante o después del operativo de evacuación del nosocomio. La duda surge porque no está claro cuándo ocurrió. En cualquier caso, no deja de llamar la atención que no fuera informado por Guglielmi cuando los medios periodísticos lo entrevistaron en la base de la rampa que da hacia la calle 12 de Octubre. “Como te voy a extrañar hermanita!!! Dios se va a encargar de los que fueron culpables… Te Amo!! Dale un abrazo enorme a Papá….”, consignó con desconsuelo Julio Cesar Núñez.
En la misma línea, puntualizando que el deceso de su hermana se produjo durante “esta tragedia imperdonable del hospital”, Nuñez agregó: “Qué tristeza siento, mi Negra, mi hermanita, no tengo palabras para describir este inmenso dolor… Siempre fuiste una guerrera y una segunda mamá para mí. Peleaste contra el virus y ganaste esa batalla tan dura pero esta tragedia imperdonable del hospital hizo que vueles a los brazos de papá…. Sé que ahora estás feliz con él y que nos vas a guiar desde el cielo”.
Diario Prensa Libre pudo consultar a algunos integrantes del personal de la salud sobre lo que ocurrió en el operativo de evacuación de pacientes, aunque ninguno se pronunció acerca de la muerte de María Elena. “Para trasladar a los pacientes nos manejamos con toda la rapidez que pudimos. Agarramos sillas de ruedas y uno tras otro, tomando los recaudos de los sueros y del estado general de cada uno, los sentamos y fuimos sacando al exterior, tapados con frazadas. Algunos fueron sacados en camillas porque no se podía en sillas. En cuanto a terapia fue mucho más complicado. A cada paciente hubo que desconectarlo de la asistencia ventilatoria mecánica y colocarle un oxígeno portátil, con un respirador artificial manual, que se conoce como AMBU. Es todo un tema porque lo que ocurre es que con el respirador mecánico el paciente tiene distintas intensidades de presión en los pulmones que lo ayudan a recibir mejor un aire que se le suministra con un mayor porcentaje de oxígeno que el que existe a nivel ambiente. Con programación eléctrica además. En forma manual es todo muy distinto. Esta exposición fue por el tiempo que se tardó en trasladarlos a la Clínica San Jorge, acomodarlos en una cama de la UTI y volverlo a conectar a una máquina. También influye mucho qué grado de deterioro tenía cada paciente, lo que influye claro en la resistencia ante este hecho impensado”. Sin explicaciones Aunque ya han transcurrido varios días del siniestro, no hay explicaciones que se le hayan dado a los familiares. Sus seres queridos estaban internados en el HRU cuando se produjo el incendio, fueron evacuados y – dos de ellos, según reveló el mismo personal consultado – habrían fallecido en las últimas horas. Tampoco se ha informado a la comunidad en general, que necesita y debe saber cuál es el real saldo del incendio, inclusive con sus efectos tardíos y daños colaterales. ¿Se tomará el Gobierno, responsable de la salud pública, la “molestia” de comunicar cuáles son las consecuencias a la fecha de un hecho dramático que no solo dejó prácticamente en estado de orfandad médica a toda una ciudad sino que conforme transcurren las horas, va mostrando otro tipo de pérdidas, desgarradoras e irreversibles?.
Compartinos tu opinión