
Desde la madrugada del domingo 6 de abril, la mayor parte de Chile continental atrasó una hora sus relojes para iniciar el horario de invierno (UTC-4). Sin embargo, las regiones de Magallanes y Aysén no realizaron ningún ajuste: mantienen el horario de verano (UTC-3) durante todo el año.
Esto significa que ciudades como Punta Arenas continúan con el mismo huso horario que Argentina, Uruguay y Brasil. La decisión de mantener el horario de verano se fundamenta en razones geográficas, sociales y de salud: en estas regiones del sur del país, donde la luz solar es escasa durante el invierno, un cambio de hora haría que el amanecer se retrase hasta pasadas las 10:00 de la mañana y anochezca antes de las 16:00.
En el caso de Aysén, este año se sumó por primera vez a esta medida, luego de una consulta ciudadana donde el 94% de los habitantes votó a favor de mantener el horario de verano de manera permanente, al igual que Magallanes, que ya lo había adoptado en 2017.
Según el decreto publicado en el Diario Oficial, se priorizó la conciliación familiar, el impacto positivo en el turismo, la eficiencia energética y la seguridad en los traslados al mantener una mayor cantidad de luz en las tardes.
De este modo, mientras en Santiago y otras regiones chilenas los relojes ya marcan una hora menos, en Magallanes —y particularmente en Punta Arenas— no hubo ningún cambio, y se continúa con la misma hora que en Buenos Aires o Río Grande (Argentina).
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