Este martes se conoció que el próximo 16 de noviembre, la justicia realizará el remate de la planta donde funcionaba la empresa textil Yamana del Sur, que cerró sus puertas en el año 2011.
Cristina es una de las tantas trabajadoras de la ex empresa textil que cerró sus puertas hace 14 años y en diálogo con Radio Fueguina, comentó que “nos dijeron que estaban por rematar el inmueble y ya salieron grupos anteriores que estaban para cobrar, pero todavía no han cobrado nada y hay muchos proveedores que están a la espera de cobrar. Tenemos que ver bien qué es lo que va a pasar”.
Recordó que “éramos alrededor de 28 familias porque había matrimonios y fuimos 130 personas en total que nos quedamos sin trabajo. En su momento nos querían dar chichas y nos mandaron el telegrama de renuncia para que nos paguen una parte nada más, pero nos opusimos, no cobramos esa plata porque nos correspondía muchísimo más dinero y nos quedaron debiendo absolutamente todo, desde salarios hasta vacaciones y aguinaldo. Teníamos mucha antigüedad y lo que nos querían dar era una vergüenza”.
En este sentido, indicó que “somos varios los grupos que estamos con abogados para seguir en la lucha porque es algo que nos corresponde. Yo estuve seis años, pero hay mucha gente que estuvo más de 20 años. Estamos en todo derecho de reclamar algo que es nuestro. Los reclamos son los mismos, y queremos lo que corresponde. Hay casos que ya salieron para cobrar, pero aún están en la espera. En mi grupo estamos esperando que los peritos contables se pongan las pilas y hagan sus pericias. Queremos que estén con nosotros. Estamos en un desierto porque nadie quiere agarrar el caso”.
Entre llantos, relató que “al quedar todos en la calle, en mi caso, me costó mucho encontrar otro trabajo estable. A la gente grande, no nos toman en otro lado, es muy difícil conseguir trabajo. En mi caso, me costó muchísimo poder conseguir otro trabajo. Hoy tengo 62 años y hace 13 años atrás me dejaron sin trabajo. Algunos consiguieron changuitas y otros por algunos meses en otras fábricas. Si bien nos quedábamos adentro, estábamos yendo a la fábrica para que no la cierren, hasta que un día no fue nadie y nosotros llegamos y nos encontramos con el candado en la puerta quedando en pampa y la vía”.
Consultada sobre qué rol tuvo el gremio de SETIA en aquel entonces, lamentó que “la verdad es que no hicieron absolutamente nada. Ellos querían que nosotros agarremos lo que Yamana pretendía que firmemos. Anduve con mis hijas para todos lados y gracias a mis padres que me bancaron, y les doy las gracias a ellos por bancarme en su casa a mí y a mis hijas. Ahora soy jubilada, pero sigo trabajando en mi casa con costuras y voy a planchar a otras cosas”.
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