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Ushuaia

Sergio Massa espera 5,5% de inflación en noviembre

Con el dólar más picante y a punto de superar los $ 320, una suba de 10% en lo que va de noviembre, había dos opciones: quedarse mirando a la espera que se reacomode solo o actuar. Sergio Massa optó por lo segundo y puso rápidamente en marcha el dólar soja 2. Para acelerar la liquidación del sector sojero ofreció un premio del 35% respecto al tipo de cambio oficial y espera obtener USD 3.000 millones antes de fin de año. La jugada busca llevar tranquilidad al mercado cambiario y al mismo tiempo fortalecer las reservas del Banco Central en un momento de “vacas flacas” desde el punto de vista de oferta de divisas.

La primera experiencia del dólar soja, en septiembre pasado, permitió extender la estabilidad cambiaria prácticamente por tres meses. Por eso ahora, aún con un volumen más atenuado, el objetivo es este ingreso adelantado de dólares actúe como un puente cambiario hasta la próxima cosecha gruesa. La estabilidad de la divisa sigue siendo el objetivo central para que el oficialismo llegue con mejores chances a las elecciones del año próximo.

Massa insiste en que su antecesor, Martín Guzmán, le dejó el Banco Central con reservas netas negativas. Ahora con este nuevo premio a los sojeros, el desembolso del FMI a fin de año (serían USD 6.200 millones si se aprueban las metas del tercer trimestre) y otros préstamos de organismos como el que vendrá del BID, el panorama luce bien diferente.

Las reservas “disponibles”, una categoría inventada por el ministerio de Economía a partir del cambio de status del swap de monedas con China, llegarían a los USD 12.000 millones. Pero además las reservas netas sumarían a fin de año USD 3.000 millones por encima de lo que exige el FMI en el acuerdo.Además de fortalecer el frente cambiario y encarar el verano con un poco más de aire, la nueva versión del dólar soja también aportará lo suyo en materia fiscal. Según la consultora Equilibra, en diciembre el fisco obtendría unos $ 115.000 millones adicionales por mayor actividad en comercio exterior.

“Para llegar a la meta de déficit de 2,5% del PBI que se pactó con el Fondo, la reducción del gasto real debería ser de 11,6% interanual en el último mes del año”. Parece mucho pero no es imposible: el ajuste que llevó adelante Massa en octubre fue incluso mayor y la caída del gasto llegó al 14% en comparación con el mismo mes del año anterior.

Cristina Kirchner no dice nada sobre este fuerte ajuste, cuando hace pocos meses fustigaba a Guzmán, que expandía el gasto aceleradamente. La estabilidad cambiaria y dejar atrás el fantasma de una hiperinflación lograron lo que parecía imposible, aunque todavía hay mucho camino por recorrer.

Pero ofrecer un tipo de cambio mayor a los sojeros también tiene sus problemas, puntualmente en materia financiera. Que el Banco Central compre dólares a $ 230 y los venda a $ 170 representa una emisión de pesos adicional de alrededor de $ 180.000 millones, que se sumará a la expansión monetaria producto del déficit fiscal de todos los meses de diciembre.

¿Alivio de la inflación?

La inflación daría algún alivio en noviembre. Según las estimaciones que manejan en Economía, el índice se ubicará casi con seguridad debajo del 6% y no descartan que finalmente marque un 5,5%. Algunos rubros estarían ayudando para esta desaceleración, como gastronomía, servicios, indumentaria (luego de los fuertes aumentos acumulados en el año).

En el caso de alimentos, el impacto de Precios Justos sería marginal en noviembre, ya que su implementación fue lenta. Pero según Marina Dal Poggeto, directora de EcoGo, estimó que el congelamiento podría rebajar el índice del mes próximo en un 0,6%. Suena a poco, pero podría alcanzar para que la inflación se mantenga abajo del 6% también en diciembre, un mes estacionalmente complicado para los precios.

La inflación dará un alivio en noviembre y se ubicaría claramente por debajo del 6%, según las estimaciones que manejan en el equipo económico. En diciembre la aplicación plena de Precios Justos también sería de ayuda aunque no muy significativa: el congelamiento impactaría en un 0,6% del índice

Massa se la jugó al indicar que el objetivo es llegar a un índice de “3 y pico” en abril. Si logra sería un verdadero milagro, que contradice el pronóstico de casi todas las consultoras económicas. Según el consenso, en 2023 la inflación difícilmente se ubique por debajo de la registrada este año.

Si bien es bien probable que el índice de noviembre permita un alivio, no sería extraño que se trata de un dato puntual y no un decidido cambio de tendencia. Sin embargo, le da cierto margen al ministro de Economía para soñar: la inflación de julio había superado el 7%, luego bajó suavemente a un poco más de 6% en los meses subsiguientes y la esperanza es que ahora se estabilice en niveles más parecidos al 5% para luego bajar otro escalón más cercano al 4% entre febrero o marzo.

Salarios

Conseguir la baja de la inflación resulta fundamental para que los salarios empiecen a recuperar poder adquisitivo. Se trata de un dato clave para las elecciones presidenciales y lo que determinaría como llega el kirchnerismo a los comicios.

En Economía reconocen que tendrán que mantener el ajuste de las cuentas, algo que resultaría inédito en medio de un año electoral. Sobre todo tratándose de un Gobierno que históricamente defendió la expansión del gasto público para promover la actividad y que además ha subestimado la emisión monetaria como culpable de la aceleración inflacionaria.

En medio de los intentos por avanzar en una baja del gasto público, estabilizar el mercado de cambios y bajar la inflación, el principal desafío que hay por delante es la millonaria deuda en pesos que deberá enfrentar el Tesoro: los montos siguen en aumento y los plazos de vencimiento son cada vez más cortos. El fantasma sigue siendo el peligro de un reperfilamiento en los plazos de esa deuda en pesos, que Massa niega con el mismo énfasis que la posibilidad de una devaluación brusca del tipo de cambio oficial.

Vencimientos pesados

Pero la situación sigue siendo endeble. El Tesoro debe enfrentar esta semana vencimientos de deuda por $ 260.000 millones. Un informe de la compañía bursátil PPI (Portfolio Personal Inversiones) indicó que “el equipo de Finanzas no anduvo con vueltas. Todos los instrumentos del menú que estará a disposición de los inversores son bonos en pesos que vencen antes de las PASO, es decir agosto 2023″.

La acumulación de vencimientos de deuda en pesos para antes de las primarias del año próximo es cada vez más impresionante y plantea grandes incógnitas, sobre todo a partir de abril, con meses en los que el Tesoro deberá salir a refinanciar cifras superior a los USD 2.000 millones mensuales. Mientras tanto, el Central viene llevando adelante un trabajo algo más silencioso, recomprando deuda en pesos a inversores, siempre vía emisión: serian alrededor de $ 250.000 millones mensuales. Se trata en la práctica de una virtual “estatización”, sin prisa pero sin pausa, de los deuda en manos privadas.

El acuerdo de información tributaria con Estados Unidos gatilló la propuesta para avanzar en un nuevo blanqueo de capitales. Pero aunque Massa estimó que habría no menos de USD 100.000 millones de argentinos en cuentas norteamericanas sin declarar, luce difícil que la propuesta tenga ni una fracción de la aceptación que en su momento logró Mauricio Macri en 2016. Se trata de un gran ironía: la propuesta parte del mismo gobierno que aumentó la alícuota de Bienes Personales ni bien asumió y que luego aplicó el impuesto a las grandes fortunas, considerado confiscatorio y que provocó un verdadero éxodo de familias a Uruguay y otros países

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