El fin de semana pasado, un violento incidente en el Depósito Fiscal de la Aduana dejó a un trabajador con graves heridas. El camionero identificado como Alejandro Brinville quien se encuentra enyesado debido a fracturas en su pierna, muñeca y mano izquierda, conversó con Minuto Fueguino y relató lo ocurrido.
“El autor de esto es Leandro Coronel, vive en la ciudad de Azul. Él era delegado sindical de la empresa, perdió los fueros, supuestamente el 21 del mes pasado”, explica la víctima.
El incidente ocurrió en el Depósito Fiscal de la Aduana, propiedad de Transportes Logan. La víctima estaba trabajando para enganchar un semirremolque cuando ocurrió la agresión. “Yo estaba para enganchar mi semirremolque y venía caminando con la manija del semirremolque. Le dije a Coronel que iba a cambiar el furgón, que no podía hacer dos viajes, porque en la empresa te pagan por viaje, no a convenio”, detalla el trabajador.
La discusión escaló cuando Coronel comenzó a gritar y la situación se volvió violenta. “Coronel comenzó a preguntar sobre quién estaba haciendo más viajes de los permitidos. Le dije que no iba a decir nombres. Cuando vi que estaba alterado, me di vuelta y seguí caminando. Pero él se bajó del camión, me agarró del cuello y me tiró al suelo. Me ahorcó hasta que logré liberarme. Era un tipo muy grande, pensé que me moría. Gracias a Dios, pude sacármelo de encima”, relató con angustia.
La agresión continuó cuando Coronel comenzó a golpearlo con una barreta. “Me pegó por todo lado, me llevó dando saltos con la pierna quebrada, le decía que no me pegara más y me seguía pegando. Gracias a Dios estaban Joaquín Maidana y Nicolás, que vinieron a ayudarme”, cuenta la víctima.
El trabajador menciona que Coronel había tenido antecedentes violentos. “El tipo tiene antecedentes. Le pegó a un tal Solís con una barreta y a un compañero, Diego Garino, con la barrera del camión. Me tocó a mí, y gracias a Dios no me mató”, afirma.
A pesar de la gravedad de la situación, la empresa y el jefe de la Aduana no tomaron medidas adecuadas. “Cuando salimos de ahí, el jefe de la aduana me dijo que llamara a Gustavo Chumac, el dueño de la empresa, pero nunca se comunicó conmigo. Me dejaron tirado, sin ayuda ni medicamentos”, denuncia.
La víctima, que es originaria de Buenos Aires, está desamparada y sin respuesta. “Desde el lunes que estoy acá, no me han traído ni un vaso de agua. La única ayuda que recibí fue del personal del hotel”, concluye, esperando que se haga justicia y que la empresa asuma sus responsabilidades.
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