El rompehielos ARA “Almirante Irízar”, al mando del capitán de fragata Carlos Recio, zarpará desde el Puerto de Buenos Aires aprovechando la pleamar del domingo con 310 personas a bordo, entre las que se cuentan personal militar y científico, y abastecerá a las bases antárticas hasta el final de la Campaña Antártica de Verano (CAV) 2022-2023. El jueves último el ministro de Defensa, Jorge Taiana junto a Carla Vizzotti (Salud) y Daniel Filmus (Ciencia y Tecnología) y los jefes militares estuvieron en la ceremonia de inicio de la campaña antártica que se realizó en el Apostadero Naval Buenos Aires, al pie del emblemático navío antártico.
El tres etapas se aprovisionará y relevará las dotaciones de todas las bases que el país mantiene operativas: siete permanentes (Esperanza, Marambio, San Martín, Orcadas, Carlini, Belgrano II y Petrel); y seis transitorias, se abren durante el período estival (Matienzo, Brown, Decepción, Primavera, Cámara y Melchior). Uno de los factores más importantes para validar la reclamación territorial es la ocupación efectiva y, desde 1904, Argentina está presente en la Antártida con sus Fuerzas Armadas, y además el desarrollo de conocimiento científico vinculado con el continente helado y su aporte al sistema internacional es la otra herramienta, sutil, de poder soberano que se cumple con los expertos de la Dirección Nacional del Antártico y el Instituto Antártico Argentino. El general de brigada Edgar Calandin, comandante Conjunto Antártico dijo: “apoyaremos 56 proyectos científicos, con más de 230 científicos desplegados alrededor de las bases”. Un hito para esta campaña es la instalación de tres nuevos laboratorios multidisciplinarios a ubicarse en Esperanza, San Martín y Orcadas. Los tres emplazamientos de 120 metros cuadrados, diseñados por ingenieros del Ejército, se construirán con el aporte de 200 millones de pesos financiados por el ministerio de Ciencia y Tecnología. La iniciativa apunta a potenciar la investigación científica en la región, haciendo más competitiva la ciencia argentina a nivel internacional en el contexto del Sistema del Tratado Antártico. La campaña se desarrolla en medio de chisporroteos con Gran Bretaña que tuvieron origen justamente en controversias con datos científicos que año a año evalúa la Comisión para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) para establecer cuotas a la pesca de merluza negra. En 2021 la Comisión no logró acordar una nueva medida de conservación (cuotas límite al tonelaje de pesca) de merluza negra por las discrepancias de la Federación Rusa con los datos científicos que regulaban las cuotas para la temporada de captura 2022. La medida equivalía a un veto debido a las reglas de la Comisión; comunes a muchos pactos pesqueros internacionales; que exigen que todas las decisiones se tomen por acuerdo unánime. La respuesta del Reino Unido fue de oídos sordos a la Convención y en la temporada pasada (junio a setiembre) cuatro buques de bandera británica pescaron merluza negra en las aguas subantárticas alrededor de las Islas Georgias del Sur, comprendidas dentro del Área de la Convención (subárea 48.3), sin una medida de conservación que habilitara las capturas. El director de Política Exterior Antártica de la Cancillería, ministro Fausto López Crozet, participante de la 41°reunión de la Convención que sesionó durante 10 días en Australia, rechazó el accionar del Reino Unido: “emitir licencias de pesca sin un límite de captura aprobado por la CCRVMA es ilegal según las reglas de la Comisión y debilita el Tratado Antártico” y pidió que los 4 pesqueros británicos, Argos Georgia, Argos Helena, Nordic Prince y Polar Bay “sean incluidos en la lista de navíos que practican la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR)”.
La conservación del equilibrio ecosistémico, no es una cuestión meramente ecológica, constituye un asunto de relevancia en el juego geopolítico amen de la incidencia en la economía de los actores antárticos y, los argumentos de apoyo los da la actividad científica. Resta poner a punto la flota de buques de investigación que gestiona la Subsecretaría de Pesca de la Nación y el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) si se pretende cumplir con la iniciativa que lanzó Guillermo Carmona, secretario de Malvinas, Antártida y Atlánticos sur, de “organizar una campaña científica para analizar el stock de merluza negra en la zona y sobre la base de ese conocimiento científico avanzar en el ámbito de la CCRVMA con las medidas de conservación que sean necesarias”.
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