
Durante las primeras horas del lunes, el rompehielos ARA Almirante Irízar comenzó su operación en la Base Antártica Conjunta Esperanza, uno de los hitos más simbólicos de la presencia argentina en el continente blanco. La misión principal: trasladar a las familias que invernarán durante un año completo en el lugar.
En total, 24 personas viajaron a bordo del Irízar por primera vez, de las cuales 16 son niños de entre 4 y 18 años. Durante dos días, el buque fue su hogar, con espacios especialmente adaptados para su contención, cuidado sanitario y bienestar general.
Uno de los rostros de esta campaña es Martina, hija del Capitán de Corbeta Marcelo Dumrauf, médico de la base. Emocionada por cursar cuarto grado en la Antártida, lleva una bitácora donde anota y fotografía todo lo que la asombra. Junto a su hermano “Toto” y su mamá Alejandra —quien también prestará servicio como odontóloga—, integran una de las familias que vivirán esta experiencia única. “Fue una decisión muy pensada. Es crecimiento profesional para los adultos, pero también una oportunidad de fortalecer el vínculo familiar”, contó Alejandra.
El arribo a la base se realizó mediante aeronaves Sea King de la Segunda Escuadrilla Aeronaval. Minutos antes del vuelo, el Grupo Aeronaval Embarcado (GAE) y personal de cubierta asistieron a las familias, especialmente a los más chicos, en cada paso del operativo.
En la Antártida, el recibimiento fue profundamente emotivo: reencuentros entre esposas, hijos y efectivos de las Fuerzas Armadas que se habían despedido en noviembre de 2024. “Finalmente podemos decir que la dotación de Esperanza 2025 está completa”, celebró el jefe de la base, Mayor Sergio Jarmel.
Los 58 invernantes tendrán la misión de sostener la presencia argentina en el continente durante los próximos 365 días. “Mi objetivo es que logremos un gran grupo humano. Si hay sinergia, cada uno podrá cumplir su tarea y así fortalecer la soberanía y la ciencia en este territorio”, destacó Jarmel.
Logística esencial para un año de vida en el hielo
Con el traslado de las familias completado, comenzó el operativo logístico para abastecer la base. Uno de los helicópteros Sea King se elevó desde la cubierta del Irízar para iniciar la descarga de 185.000 litros de GOA (Gas Oil Antártico), parte de un total de 350.000 litros necesarios para el año.Los contenedores —rolling— fueron depositados en la playa y conectados a la red de distribución hacia los tanques de almacenamiento. También se descargaron 20 tambores de JP1, combustible esencial para las operaciones aéreas, junto con víveres, materiales de construcción y carga general.
Además, se comenzó con el repliegue de residuos que serán tratados en el continente, en cumplimiento con los protocolos medioambientales.
La campaña antártica sigue adelante, consolidando la presencia argentina en una de las zonas más extremas del planeta, con familias que decidieron convertir el frío austral en su nuevo hogar.
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