Los datos del informe de la UCA
El documento, titulado "A 20 años de la salida de la crisis de la convertibilidad: dos décadas de segmentación laboral, deterioro de las ocupaciones y la pobreza en la Argentina urbana", advierte que el empleo en el segmento secundario o no regulado se convirtió en la principal problemática, afectando a casi un cuarto de la fuerza laboral activa de la Argentina.
El desempleo, si bien fue bajando en los últimos años (del 16% en 2003 al 7,5% en 2022), pasa a estar reemplazado por un aumento del segmento de trabajador marginal que pasó al 16,7% en el último año y el sector informal, que está en el orden del 74% en la Argentina.
"La distribución sectorial del empleo resultó estable a lo largo de todo el período. Casi 4 de cada 10 ocupados se vinculaban al sector informal urbano, en modalidades asalariadas o por trabajo independiente", revela el informe.
Además, la incidencia del segmento precario de empleo se mantuvo fuertemente asociada a las actividades del sector informal, donde 7 de cada 10 ocupados estaba en una situación laboral precaria o en un trabajo con ingresos de indigencia.
Consolidación del "trabajador pobre"
Lo que se ve después de la crisis del 2018 y se profundiza luego por la pandemia es la consolidación del fenómeno del trabajador pobre, consigna el estudio.
La definición de trabajador pobre hace referencia a ocupados que viven en lugares con ingresos por debajo de la línea de la pobreza. Así, se pasan niveles que superan el 20% hasta llegar al 29% de pobreza de trabajadores.
Todo esto se explica por la dinámica salarial por el impacto de la inflación que hizo caer en más de 20 puntos los salarios de trabajadores formales e informales.
Ineficiencia de los planes sociales
También se ve otro fenómeno que es la ineficiencia de los sistemas de transferencia de asistencia social para evitar la pobreza entre trabajadores.
Los trabajadores del sector informal con malas condiciones laborales tienen muchas más chances de ser pobres.
El aumento de trabajo de empleos marginales y la precariedad laboral en el empleo no regulado marca una situación estructural en la Argentina donde no hay una estabilidad laboral y con salarios a la baja, debido a sus pocas capacidades productivas y bajo nivel educativo.
Este tipo de trabajadores son en su mayoría beneficiarios de programas sociales y esta combinación marca a la baja en términos de pobreza en un contexto inflacionario.
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