El herpes zóster, una enfermedad viral conocida popularmente como culebrilla, se manifiesta en la mayoría de los casos como un sarpullido de pequeñas ampollas que aparecen en la piel y generan enrojecimiento y picazón. La complicación más frecuente de la enfermedad es un dolor que puede durar meses o incluso años. Por eso, es una buena noticia la llegada de una nueva vacuna para prevenir y mitigar la gravedad del brote.
La varicela y el herpes zóster tienen un mismo origen: el virus varicela-zóster. En la primera infección, este virus causa la varicela quedando latente en los nervios sensoriales, responsables de percibir la temperatura o el tacto de los objetos. Nuestro sistema inmunitario mantiene controlado al virus, pero, en algunas ocasiones deja de ser capaz de controlarlo y se reactiva como herpes zóster.
Como anticipó Infobae, se espera que una nueva vacuna contra el herpes zóster esté disponible en Argentina a partir de marzo de este año. La fecha precisa dependerá del proceso del trámite regulatorio presentado ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
En diciembre, Infobae visitó la planta del laboratorio GSK en la ciudad belga de Wavre, considerada por el consenso de los expertos de la industria pharma como la usina productora de vacunas más grande del mundo.
El gigante biotecnológico GSK, en Wavre, produce un portfolio de más de 20 vacunas para proteger a las personas de la propagación de enfermedades infecciosas a lo largo de su vida. Los expertos de la usina biotecnológica adelantaron a este medio que avanzaba a paso firma la producción de la vacuna contra el herpes zóster para adultos. GSK se encuentra trabajando para que esté disponible en Argentina en los primeros meses de 2023.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan la vacuna Shingrix de GSK para adultos de 50 años o más para prevenir el herpes zóster y las complicaciones relacionadas, ya sea que hayan tenido la enfermedad o no. También está destinada para mayores de 18 años con inmunocompromiso. Una persona puede recibir la vacuna incluso si ya ha tenido herpes zóster.
La vacuna Shingrix fue aprobada por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) y tiene una eficacia de más del 90% para prevenir el herpes zóster y el dolor neuropático de largo plazo.
Shingrix es una vacuna inactivada elaborada a partir de un componente del virus. Se administra en dos dosis, con un intervalo de 2 a 6 meses entre cada aplicación. Como ocurre con otras enfermedades inmunoprevenibles, aunque algunas personas contraerán herpes zóster a pesar de la vacunación, el poder de la vacuna radica en reducir la gravedad y duración de proceso viral.
Los CDC indican que las vacunas recombinantes y adyuvadas, como Shingrix, se pueden administrar de forma junto con otras vacunas para adultos, incluidas las vacunas contra el COVID-19.
¿Quiénes pueden tener herpes zóster?
Durante la infancia, se estima que más del 90% de las personas han cursado la enfermedad de la varicela y tenido ese primer contacto con el virus varicela-zóste. Por lo tanto, todas ellas están en riesgo de sufrir la reactivación del herpes zóster.
A medida que pasan los años y el proceso de envejecimiento avanza, nuestro sistema inmune también envejece y nos hacemos más vulnerables ante ciertas infecciones, enfermedades y agresiones externas. Este proceso se llama inmunosenescencia, depende de la edad y también de factores genéticos, así como de motivos externos a nuestro propio cuerpo, como por ejemplo el estrés, el nivel de actividad física o el tipo de alimentación.
La estudios recientes estimaron que hasta una de cada tres personas entre 50 y 90 años pasará algún episodio de herpes zóster a lo largo de su vida. Los pacientes con un sistema inmunitario debilitado y que, por lo tanto, están inmunocomprometidos, tienen un mayor riesgo de tener herpes zóster, de hacerlo más de una vez y de presentar complicaciones asociadas.
¿Cuáles son los síntomas del herpes zóster?
Los principales síntomas producidos por el herpes zóster son un dolor intenso, ardiente o punzante que puede ser de intensidad variable.
También suelen aparecer pequeñas ampollas similares agrupadas generalmente y localizadas en una zona concreta del cuerpo, como alrededor de la cintura o la espalda y, menos frecuentemente, en los brazos y en la cara.
La fase aguda dura entre dos y cuatro semanas. El herpes zóster, a pesar de presentar una baja mortalidad, puede implicar complicaciones graves, especialmente la neuralgia postherpética, que es la más frecuente. Ocurre cuando las fibras de nervios dañados envían mensajes confusos y exagerados de dolor desde la piel hacia el cerebroEsta puede ocasionar discapacidad y afectar de forma importante a la calidad de vida de quienes viven con él.
Si bien no existe cura contra el herpes zóster, a los pacientes se les indica un tratamiento con antivirales para mitigar los efectos del brote.
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