
En respuesta a los recortes presupuestarios y la revisión de contenidos impulsada desde el Gobierno nacional, el movimiento federal “XMásESI” organizó un festival para visibilizar la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI) y defender su continuidad en las escuelas de todo el país. El encuentro buscó poner el foco en el impacto que tiene la ESI en la vida de niños, niñas y adolescentes, sobre todo en la prevención y detección de situaciones de abuso y violencia.
De acuerdo con datos recientes del Ministerio Público Tutelar, cerca del 70% de las víctimas infantiles logró verbalizar situaciones de abuso luego de participar en clases de ESI. Muchas veces, es a partir de estas instancias que los chicos logran contar lo que les pasa, en un entorno que les brinda contención y confianza. Además, el 21,8% de quienes se animan a hablar recurren a docentes, psicólogos escolares o directivos como segundo canal de denuncia, luego de la madre (40,6%).
Cristina Bronzatti, docente de secundaria y creadora del proyecto @esiensecundaria, relató que durante su carrera acompañó a estudiantes que, luego de una clase de ESI, revelaron episodios vinculados a abusos o violencia familiar. “La ESI transforma, les da herramientas para comprender, para nombrar lo que les sucede y para buscar ayuda”, expresó.
El impacto de la Educación Sexual Integral, sin embargo, se ve amenazado. Desde el movimiento “XMásESI” alertaron que, si bien 14 provincias mantienen los espacios de formación —entre ellas Buenos Aires, Tierra del Fuego, Córdoba y Santa Fe—, el recorte de fondos nacionales ha provocado la disminución de equipos técnicos, materiales y actividades territoriales.
Natalia Di Marco, integrante de “XMásESI” en Córdoba, explicó que en su provincia continúa funcionando el programa provincial, aunque con menos alcance. “El vacío que dejan los recortes se cubre como se puede, pero la responsabilidad queda demasiado en manos de las escuelas y docentes”, sostuvo.
Mientras tanto, otras jurisdicciones como Tucumán, Chaco, Chubut, Río Negro, Santiago del Estero y Misiones desarticularon total o parcialmente los equipos de ESI. Además, Ciudad de Buenos Aires y Santa Cruz reubicaron al personal especializado en otras áreas.

A esto se suma una revisión nacional de los contenidos educativos disponibles en las plataformas oficiales, particularmente en Educ.ar, donde se está llevando adelante una limpieza de materiales que incluyen lenguaje inclusivo o que, según el Gobierno, no responden al enfoque biológico tradicional.
Según comunicaron desde el Ministerio de Educación de la Nación, el objetivo es reemplazar contenidos que no cumplan con “estándares científicos” o que utilicen terminología no aceptada oficialmente. Este proceso dejó fuera de circulación numerosos cuadernillos elaborados durante años por el Programa Nacional de ESI, lo que ha dificultado el acceso a materiales confiables para muchos docentes.
“Se están borrando recursos que fueron diseñados con rigor pedagógico. Hoy dependemos de grupos que guardaron los archivos o de páginas no oficiales que los replicaron”, denunció Bronzatti.
El lenguaje inclusivo, uno de los focos del debate, también ha sido cuestionado. Desde el Gobierno se busca eliminar su uso en el aula, aunque especialistas aclaran que nunca fue obligatorio y que su uso responde más a una elección pedagógica que a una imposición. “Lo importante es usar un lenguaje no sexista. Si un estudiante pide que se lo nombre con pronombres no binarios, debemos respetarlo, como lo indica la Ley de Identidad de Género”, subrayó Bronzatti.
El temor a represalias o sanciones por parte de autoridades educativas ha crecido. Muchos docentes, ante la desinformación y los prejuicios difundidos en redes o medios, temen perder su trabajo o ser denunciados por abordar temas vinculados a la ESI en el aula.

Pese a este panorama, desde el movimiento “XMásESI” insisten en que defender esta ley no es solo una cuestión educativa, sino un compromiso con una sociedad más equitativa. “La ESI no solo habla de sexualidad: promueve el respeto, la libertad, el derecho a vivir sin violencias y el reconocimiento de la diversidad. Es clave para construir ciudadanía”, concluyó Di Marco.
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