El pago del Impuesto a las Ganancias de empresas que cerraron balance en diciembre y provocó un fuerte salto en la recaudación impositiva, resultó la principal herramienta del Gobierno nacional para alcanzar el quinto mes consecutivo de superávit fiscal.
Tras la devaluación, las empresas modificaron sus estados contables que reflejaron un salto en sus ganancias que tuvieron que integrar en mayo descontados los adelantos previos.
Así, el tributo sumó $5,5 billones con un incremento interanual del 585%. De esta forma, la recaudación total del mes aumentó a $13,3 billones con un incremento del 320%.
El resultado de mayo permitió recortar la caída real de los ingresos que, en los primeros cinco meses, fue del 2,6% real, mientras que los gastos se desplomaron un 31% descontada la inflación, según un informe de IARAF.
Este impulso desde el lado de los ingresos también le permitió al Gobierno compensar lo perdido por la reducción de la inflación (efecto licuación).
“Aunque la desaceleración de la inflación comienza a reducir el efecto de licuación en algunas áreas del gasto, las Prestaciones Sociales continúan siendo el principal factor explicativo del Superávit primario, seguidas por los Gastos de Capital (donde si se observa un recorte “genuino” del gasto”) y en menor medida por los Subsidios Económicos y los Gastos de funcionamiento. Estas partidas concentran el 87% del ajuste fiscal”, señaló un informe de la consultora ACM.
Por su parte, LCG consideró que “sin ‘efecto Ganancias’, entendemos que los próximos meses volverán a mostrar una moderación en la convergencia fiscal. En la medida que se consolide el sendero de desinflación, el efecto de la licuación se moderará, a la vez que la demora de los pagos de principios de año tienda a corregirse”.
Asimismo, advirtió que “quedará definir el impacto final que tendrá el rechazo en el Senado de la restitución del Ganancias para la 4ta categoría y la baja de alícuotas de bienes personales. Si Diputados insiste con la redacción original, significará ingresos netos por 0,1% del PBI”.
“La consolidación de las cuentas públicas no es algo negociable por parte del Gobierno, pero, aunque el ajuste del gasto se mantenga, entendemos que debería comenzar una etapa de mayor sintonía más fina”, concluyó.
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