Un día como hoy, pero del año 2014, se difundió la formación del Consejo de Familiares de Casos Impunes en Tierra del Fuego, la cual tuvo como lugar de reunión la ciudad de Río Grande.
Dicha iniciativa fue impulsada por los familiares de Oscar Voulliez y ese día, en la reunión, estuvieron presentes: Gustavo Mellman, padre de Natalia Mellman (joven que fue abusada sexualmente y asesinada por policías en Miramar), Eugenia Vázquez, hermana de Andrea Viera quien fue torturada y asesinada en una comisaría de Florencio Varela) y familiares de víctimas y referentes del Programa Nacional de Lucha contra la Impunidad.
También formó parte de la reunión el Diputado Nacional Oscar Martínez, quien en ese entonces era integrante de la Comisión de Derechos Humanos, el veterano de guerra Horacio Chávez y militantes sociales.
Durante el encuentro se planteó la necesidad de que la lucha contra la impunidad sea tomada como “política de Estado” y por su parte, los familiares de Vouillez relataron “las presiones y amenazas que sufrieron luego que se encontró el cuerpo de Oscar”, anunciando la decisión de su hijo menor de presentarse como querellante en la causa.
Recordemos que, Oscar Vouillez apareció muerto en el año 2004 en la costa de Río Grande, después de que lo buscaran por más de un mes y donde ninguna de las respuestas comunicadas por las autoridades satisficieron a sus familiares.
La cuñada de Voulliez, Nancy Valdés, meses antes había publicado el libro “Tierra de impunidad”. donde reseñó cada uno de los casos fueguinos. Valdez describió los casos de las desapariciones de Sofía Herrera, Ezequiel Huirimilla y Norma Tello.
A su vez, enumeró los casos de muertes impunes, como el de Cristian Silva, asesinado por un policía al que condenaron, pero que tenía muchas facilidades para salir de la cárcel. También mencionó el caso de Natalia Cárdenas, mujer que fue asesinada por su marido, hombre que supuestamente estaba limpiando el arma.
También, en su escrito hizo hincapié en los homicidios impunes de Mabel Almada, Teresa Tita Cárdenas, Marta Trabuchi y María de los Ángeles Cañete Vega, entre otros.
En otro capítulo, enfatizó en las muertes de los reclusos en sedes penitenciarias o policiales, como lo fue el caso de Castro Molla, trasladado a Río Grande y golpeado por penitenciarios, que toma la medida de subirse a un techo para protestar por la golpiza y murió en circunstancias de lo más dudosas o también la muerte de Franco Rodríguez un joven ebrio al que levantaron por la calle los policías y que al otro día estaba ahorcado en la comisaría.
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