
Para ello, es indispensable considerar cuatro elementos fundamentales:
- Mantener la confianza, de las partes interesadas ante todo momento a través de mensajes oportunos precisos, que proyecten claridad y se centren en una información accionable, planificada con anterioridad.
- Limitar el riesgo legal, financiero, operacional y por consiguiente reputacional demostrando que la compañía está tomando la situación en serio, y subrayando un enfoque que habilite la reparación y participación de las audiencias interesadas.
- Proteger la marca, no ocultando la información, identificando y corrigiendo posibles episodios de noticias falsas que tergiversen lo comunicado por la compañía; por lo que no exagerar y compartir lecciones aprendidas se vuelve aún más relevante.
- Continuar con la operatividad del negocio, procurando la licencia para operar. Seguir operando al establecer rutas claras para preguntas urgentes que se apoyen en procedimientos para tiempos de inactividad y proporcionen actualizaciones significativas que permitan mantener el trabajo entre las diferentes áreas.
Una gestión adecuada y oportuna puede mitigar los daños y preservar la reputación corporativa, convirtiéndose en una hoja de ruta esencial para enfrentar cualquier eventualidad. En una cibercrisis, su organización será evaluada según su respuesta y su gestión de la situación. “Los hechos y los datos son importantes, pero sólo constituyen el 15% de una crisis, mientras que el 85% se debe a las emociones y las percepciones.”[3]La presión de los grupos de interés quienes esperan información pronta, transparente y oportuna, sumado a los oponentes en un mundo globalizado donde la opinión pública es creativa y veloz y a los vacíos en las historias que dificultan el control de las narrativas, convierten a la cibercrisis en una amenaza inminente y en un reto constante para mantener la confianza, la percepción positiva de las organización y mitigar el riesgo reputacional.
Evaluar la infraestructura de la compañía, perfeccionar su plan de respuesta con roles y responsabilidades claras y hacer ejercicios de simulación pueden cambiar el futuro de la organización. La preparación y la práctica hace al maestro.
“Los ciberataques son como el COVID-19, la pregunta no es si nos va a dar o no, sino cuándo. Lo que marca la diferencia es la preparación (cuadro de completo de vacunas), los cuidados de aislamiento, las ayudas necesarias (equipo forense, abogados, seguros), la coordinación correcta de todas las partes afectadas e interesadas, y reconocer las lecciones aprendidas, porque la crisis puede volver a presentarse, y gestionar una crisis no puede convertirse en otra crisis”, Jorge Del Castillo, Managing Director FTI Consulting.
[1]World Economic Forum, Global Risk Report 2024. Top 10 risks. En dos años los riesgos de ciberseguridad está catalogado en el número cuatro y en diez años en el número ocho.
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