La primera corrección del dólar que comandó el ministro de Economía Luis Caputo tuvo un correlato en el acomodamiento de precios relativos -al menos inicialmente-, y mayor nivel de recaudación. No así en la promoción de la competitividad industrial: un informe demuestra que este último indicador está en los niveles más bajos desde diciembre de 2015.
El dato proviene de un documento del Centro Cultural de la Cooperación y genera luces rojas dentro del sector industrial: la devaluación que impulsó el tipo de cambio oficial de $360 a $800 redujo la remuneración de los trabajadores en términos reales pero, a su vez, también debería haber mejorado las ganancias de las industrias y su competitividad exportadora.
Una devaluación que sobregiró los precios de la cadena
Según los autores, Anahí Rampinini y Lisandro Mondino, esto se explica por la evolución de los precios mayoristas de ciertos sectores por sobre el nivel general: máquinas y aparatos eléctricos; productos químicos; caucho y plástico; papel; automotriz; productos metálicos y minerales no metálicos. “Son rubros con alta participación de productos importados y de los productos conocidos como insumos difundidos”, detallan a este medio.
Además, de continuar con este ritmo inflacionario, las proyecciones del organismo develan que la competitividad industrial “empeorará rápidamente”, poniendo en dudas el esquema cambiario del gobierno.
El relevamiento de expectativas del BCRA (REM) estima un IPC de 21,9% correspondiente al mes pasado. En cuanto al dólar, las cotizaciones del mercado de futuros siguen descontando una aceleración. Durante esta semana Caputo buscó alinear expectativas argumentando que el tipo de cambio real estará próximamente un 17% por arriba del dólar de la salida del cepo de 2015, por lo cual no sería necesaria otra devaluación en el corto plazo.
Cómo poner a jugar la industria argentina en primera liga
Si la inflación desacelera, ¿la competitividad podría recobrar un lugar? Para Rampinini, economista participante del informe, “podría recuperarse con una nueva devaluación”, pero volverá a tener “un efecto temporal y corto” ya que esta es “una de las principales causas de la inflación en nuestra economía”.
Sobre cómo lograr que el sector industrial adquiera herramientas que permitan posicionarse en la competencia mundial, para la especialista “no se trata de atar la forma a la devaluación del tipo de cambio”, más bien “generar cambios en la estructura productiva concentrada y extranjerizada, en la producción de insumos intermedios y en los eslabones de comercialización”.
Debido a las características estructurales de la industria argentina, especialmente con el nivel de inflación, “es difícil lograr competitividad que perdure en el tiempo”. Sin embargo, el deterioro de tal cualidad “pone en riesgo las exportaciones que generan valor agregado y más empleo generan” y aparece la importación como elemento predominantemente atractivo.
Para el empresario pyme dentro del rubro energético, Sergio Echebarrena, el tipo de cambio es “solo un aspecto” de un plan de promoción de exportaciones, que debiera ser a largo plazo. “Salvo casos muy puntuales, los precios internacionales no los fijamos nosotros, hay poco grado de libertad”, explica.
Inflación dolarizada y suba de retenciones: enemigos del desarrollo
Al mismo tiempo, reconoce que “ya tenemos inflación en dólares en muchos productos”, a lo que se añade que mucho de lo exportado requiere de insumos importados, encarecidos tras el aumento del impuesto PAÍS al 17,5%- y la intención oficial de incrementar derechos de exportación al 15% en la industria, iniciativa que fue removida, al menos de momento.
Sobre esto último, el informe del CCC se posiciona de manera determinante: “el aumento de los derechos de exportación, planteado originalmente en el retirado capítulo fiscal de la llamada ley ómnibus, hubiese tenido un impacto devastador en el ITCRM Industrial de Exportación”.
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