El Gobierno parte de una premisa ya conocida por todos en el sistema educativo: faltan jardines de infantes. Sobre todo faltan jardines en sala de 3, a la que menos de la mitad de los niños argentinos asiste. Desde allí planea ampliar la oferta de establecimientos, acercarse a cubrir la demanda fuerte de las familias, pero no piensa por ahora en volver obligatorio esa sala.
En Argentina la sala de 5 es obligatoria desde 1993 y la sala de 4, desde 2014. Si bien la sala de 3 no es obligatoria, la Ley N° 27.045 de 2014 establece que los gobiernos deben garantizar su universalización (es decir, que haya acceso para toda la población que lo demande).
Eso hoy está lejos de ser una realidad. Las últimas cifras de 2020 muestran que solo el 42,3% de los chicos de tres años concurre al jardín. Si bien hubo un incremento importante -en 2006 la cobertura era apenas del 27,2%-, faltan muchas vacantes por cubrir.
“Creo que lo que hay que hacer es ampliar la oferta para que todas aquellas familias que quieran enviar a sus hijos puedan hacerlo. Hoy podés discutir la obligatoriedad, pero no tenés oferta. No satisfacés la demanda”, dijo el ministro de Educación nacional, Jaime Perczyk, en referencia a distintos proyectos de ley impulsados en los últimos años que pretendían declarar la sala de 3 como obligatoria.
De acuerdo a los datos oficiales, desde 2020 el gobierno nacional amplió 88 jardines de infantes e inauguró 231 edificios nuevos. Con respecto a las salas, la cartera educativa asegura haber refaccionado 162 y estrenado 882. De cara al futuro, entre obras en ejecución y en proyecto, planean construir 421 jardines nuevos y ampliar otros 211 que ya están en funcionamiento. Además, entre reparaciones e inauguraciones, hay obras proyectadas en 1950 salas en distintos puntos del país.
“Nuestra intención es que todos los chicos del país puedan tener una primera alfabetización inicial. Hay una idea de que en Argentina no cumplimos nada y no es así. Nosotros sostenemos que con acuerdos políticos y financiación se pueden lograr cosas. Los datos de cobertura en el nivel inicial así lo muestran”, planteó Perczyk.
El ministro alude al crecimiento de la matrícula en el nivel inicial en las últimas décadas. En sala de 5 había una cobertura del 75% en 2006, cuando se sancionó la Ley de Educación; hoy está prácticamente universalizada. En sala de 4, en 2006, solo el 48% de los chicos asistía a algún jardín, mientras que hoy la concurrencia es del 92%.
Sin embargo, la gran cuenta pendiente del nivel inicial sigue siendo la sala de 3. Tal como muestra un informe del Observatorio Argentinos por la Educación, de mediados de 2022, la mayoría de los jardines son de gestión estatal, pero en sala de 3 la proporción se equilibra. Por eso, las familias deben recurrir a jardines privados, lo que genera que muchos chicos pobres queden al margen de la escolarización temprana.
El 76% de los jardines de infantes son de gestión estatal, mientras que el 24% son de gestión privada. Sin embargo, la proporción de oferta estatal y privada varía según las salas: en sala de 5, el 72,2% de las secciones son gestión estatal, pero la cifra desciende al 69,7% en sala de 4 y al 56,6% en sala de 3.
Uno de los puntos que divide a oficialismo y oposición es si conviene decretar la obligatoriedad de la sala de 3. En Latinoamérica son pocos los países que exigen a las familias enviar a sus hijos a sala de 3: solo México, Perú y Venezuela. En Argentina, el gobierno de Mauricio Macri la tomó como una de sus banderas educativas. De hecho, en 2016 la Cámara de Diputados le dio media sanción a un proyecto, que luego no superó el Senado. En 2021 hubo otro intento por parte de Juntos por el Cambio de reinstalar la iniciativa, pero tampoco prosperó.
En realidad la deuda en infraestructura escolar haría por el momento inviable la obligatoriedad de la sala de 3, lo que convertiría al proyecto en tan solo un propósito declarativo. Y los datos van en esa sintonía: cada sala pública que se inaugura se ocupa de inmediato. Lo que falta son jardines.
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