La reciente reglamentación que el Ministerio de Economía publicó en el Boletín Oficial para permitir la adquisición de automóviles importados exentos de impuestos dentro de las zonas francas de Río Gallego y Caleta Olivia, en Santa Cruz, generó un efecto positivo en ambas ciudades de la Patagonia austral argentina, pero a la vez una nueva comprobación de la altísima carga impositiva que pagan los consumidores en el resto del país.
A través de esta resolución, los habitantes del a provincia podrán adquirir motocicletas de hasta USD 5.000, automóviles particulares de un valor inferior a USD 35.000 y pick-ups de hasta USD 56.000, sin sumar un solo impuesto al precio FOB (Free on board), que es el valor con el que llegan a la aduana argentina provenientes de su país de origen. En realidad, sí habrá un impuesto, el de Ingresos Brutos de la provincia patagónica.
Los automóviles que se pueden comprar en Argentina tienen ese valor FOB mason la carga diferenciada de impuestos para ingresar al país, que van del 96% y 209% según el segmento y tipo de vehículo.
Así, un auto importado cero kilómetro se podrá comprar con un precio mucho menor que el mismo modelo en un concesionario oficial de la misma marca, en la misma ciudad, pero fuera de la zona franca. Por esta situación, los concesionarios oficiales de la provincia deberían ser, lógicamente, los más interesados en abrir un punto de venta dentro de esas zonas exceptuadas de tributos.
Como zona franca se podrán comprar vehículos importados de distintas procedencias y segmentos, tanto los que son alcanzados por la primera escala de impuestos internos (impuesto a los autos de lujo en su génesis) del 20%, o los de la segunda escala del 35%, y siempre dentro del límite de precio de USD 35.000 para automóviles y USD 56.000 para camionetas. Hay que tener en cuenta que cuánto más alto sea su precio, mejor negocio será comprarlos en una zona franca.
Conocer el valor FOB de un automóvil en particular no es tan simple debido a la cantidad de impuestos que Argentina les aplica: IVA del 21% a los automóviles y del 10,5% a las pick-up; IVA adicional de importación, 20%; el impuesto interno (20% o 35%), las tasas de estadísticas (3%), el derecho de importación (35%) y el impuesto a las ganancias (2%).
Podría decirse que un auto importado que se vende a un valor de UDS 56.000 en cualquier provincia y está alcanzado por la segunda escala de impuestos internos, podría costar en la nueva zona franca entre 33.000 y 35.000 dólares.
Pero la situación podría no ser tan simple. En primer lugar, los autos deben entrar al país a través de la filial local o de un importador oficial si es el caso de una marca que no tenga planta en Argentina, pero esos ingresos serán por fuera de las SIRA actuales, de modo que no afectarán el cupo que cada marca tiene para su red de concesionarios.
Mijhael Harasic es un empresario santacruceño que tiene la concesión de las marcas Peugeot, Citroën y Jeep en Río Gallegos. Es uno de los primeros que ha decidido apostar a esta zona franca en la capital provincial, aunque por ahora ocupará un local de la propia empresa que explota el predio hasta que construya su propio salón de ventas.
“Hay mucha fantasía en lo que se está diciendo. La zona franca no funcionaba antes porque el tope era de USD 25.000 y entonces no era negocio pagar el alquiler del derecho a estar, que es de USD 10.000 dólares por mes más el 2,5% de las ventas. Ahora que el tope se subió a USD 35.000, van a poder entrar otros autos, pero de todos modos tenemos un problema, que es la falta de vehículos de extrazona, porque no hay. Los pedidos se hacen con mucha anticipación, y dadas las restricciones que hay para entrar autos importados, ninguna fábrica va a pedir autos especialmente para nosotros. Este será un mercado muy chico, que sólo será un beneficio para los ciudadanos de la región, que podrán acceder a un auto con un porcentaje de un 20% menos de precio, porque serán, al menos por ahora, autos Mercosur. Tal vez traigamos al comienzo algunos Citroën C3, pero estos son modelos que no pagan tanto impuesto por ser producidos en Brasil. Por eso la diferencia no va a ser tan grande”, comentó.
A los autos que llegan a una zona franca, en la jerga de la industria se los conoce como autos con “precio isla”, ya que hasta ahora estaban destinados a Tierra del Fuego, donde hay un régimen similar libre de impuestos. Los que llegan para venderse en el resto del país son llamados autos con “precio continente”. El precio isla no es el precio que tiene un vehículo en su país de origen puesto en Argentina, porque se le deben sumar costos como el flete, seguro y tasas de Aduana.
Los autos importados extrazona de mayor volumen de ventas en 2022 fueron el Ford Territory, que proviene de China, y el Peugeot 3008 y el DS3 Crossback, desde Francia. Según algunas fuentes, el beneficio impositivo de esos modelos en una zona franca podría ser sólo de entre 12 y 15%, con lo que los números vuelven a reflejar que la diferencia no sería tan importante como se estimaba, y coinciden con la idea que transmitió Harasic.
Probablemente el mercado de autos procedentes de China, sea el que mejor aproveche esta situación. Pero todavía hay que esperar que el mecanismo empiece a funcionar. Las marcas deben habilitar unidades que primero tienen que estar en el Puerto de Buenos Aires para poder salir hacia Santa Cruz, y eso, todavía sigue siendo un tema a resolver.
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