Hace exactamente 35 años, el pueblo argentino eligió como Presidente a Raúl Alfonsín. El 30 de octubre de 1983 dejamos atrás para siempre a las dictaduras y adoptamos el Estado de Derecho. Aquel día, entre todos, recuperamos la Democracia. Aquel día, entre todos, le dijimos adiós a la oscuridad.
Sin dudas fue un logro monumental de la Unión Cívica Radical y de Alfonsín, pero el mérito más grande fue el del aprendizaje de todo el pueblo argentino.
Ese día los argentinos le demostramos al mundo que crecer en libertad y sin tutelas era posible. Ese día los argentinos empezamos a demostrarnos a nosotros mismos que sin memoria y verdad, todo futuro es endeble. Ese día nos abrazamos definitivamente a la vida y a la paz.
Por eso, lo que hoy se festeja es el primer gran paso que todos los argentinos, sin distinción de banderías, dimos en dirección a la recuperación plena de la democracia.
En estos tiempos de crisis e impaciencia; en estos tiempos difíciles que atravesamos, es importante recordar el legado de aquella época y de aquel hombre proverbial.
En 1983 teníamos que recuperar la institucionalidad y valores básicos que hoy nos parecen normales pero que en aquel entonces parecían de un mundo de fantasía. Hoy nadie pone en duda la libertad, la importancia de los Derechos Humanos y la capacidad de decir lo que nos parezca sin temor a la censura y a la represión.
Hoy nadie duda de que la violencia es inútil como instrumento político por más que un grupúsculo de energúmenos prefiera las piedras al diálogo y a la búsqueda de consensos en el seno del Congreso de la Nación. Ya no hay lugar para los violentos, ellos pertenecen a la argentina del pasado; pertenecen a una argentina predemocrática.
Falta un año apenas para que celebremos una vez más elecciones presidenciales. Alfonsín nos enseñó que ese es el único camino para dirimir entre continuidad y cambio. Pasaron 35 años y esta enseñanza sigue más vigente que nunca.
No es poco lo que nos legó Don Raúl Alfonsín. No es poco lo que hizo y hace por este país la Unión Cívica Radical. Nosotros apoyamos el cambio y el derecho a disentir pero con respeto a las instituciones y dentro del marco de la democracia. Repudiamos a los Moreau que, a fuerza de disparates y traiciones, desviaron su camino adoptando una ideología que convierte en enemigos a quienes piensan distinto. Eso no es ser radical, eso es justamente lo contrario.
No olvidemos que el día que hoy celebramos está cargado de simbolismo. Hoy se festejan muchísimas cosas pero, la más importante, es que aprendimos a ser libres, a no dejarnos engañar, a saber que a la Argentina la sacamos adelante entre todos con trabajo, memoria, verdad y perseverancia democrática.
Compartinos tu opinión