El primer dato a tener en cuenta apareció en La Pampa cuando el radical Daniel Kronemberg se impuso ante el delfín macrista Carlos Mac Allister y se quedó con la candidatura a gobernador por Cambiemos. En esa oportunidad, los votos en blanco representaron el 38,49 por ciento, sólo un punto por debajo del ganador y casi el doble de lo cosechado por ex jugador de fútbol. La otra gran muestra sucedió en Chubut, donde se registró un 10 por ciento de sufragios en blanco, dos puntos por debajo de lo alcanzado en Entre Ríos el pasado domingo.
¿Pero qué representa en concreto el voto en blanco? “Se está dando que el menos politizado, el que descree de la política, se abstiene de ir a votar o de votar por alguien. Lo que viene pasando es que al no encontrar una oferta que los represente toman la decisión en de no inclinarse por alguien y de no votar porque sí”, asegura Sergio Doval, director de la consultora Taquion.
Lo preciso es que en tres de las seis provincias que emitieron su voto, ya sea en las PASO o en las generales, el voto en blanco superó el 10 por ciento, casi el doble del promedio que se registra en cada elección a nivel nacional. El caso de La Pampa, por situar uno de los mencionados, expone no sólo que Cambiemos no pudo convencer al electorado independiente sino que tampoco hizo lo propio con sus afiliados.
En una elección de polos, la tercera posición no siempre queda reflejada en su máxima expresión. Y es que ante una oferta entre dos modelos, representados en el macrismo y el kirchnerismo, la otra opción no siempre convence. Y es desde ahí de donde el voto en blanco avanza. “Para ser gráficos, la explicación sería la siguiente: si a ese sector de la población que no se siente parte de ninguno de los dos, le ofrecen gaseosa y no le gusta, va a tomar agua”, dice Doval. Y agrega que “a diferencia de lo que profesa Durán Barba, los últimos estudios reflejan que la gente está interesada en la política porque estamos atravesando una época en la que, como no llega a fin de mes y cómo no tiene nada en la heladera, se pregunta por qué y empieza a interesarse más. El tema no es la política, sino los políticos que, a veces, no los convencen”.
Lo sucedido en Chubut es un reflejo. El 40 por ciento de los habilitados para votar decidió no ir o no hacerlo por algún candidato. De 2011 a este año, pasaron de 80 mil a 131 mil los que no concurrieron a las urnas. Tanto en Trelew como en Esquel, dos de los municipios más importantes de la provincia, el promedio del voto en blanco rondó el 20 por ciento y ocupó el segundo lugar. El 46 por ciento de los esquelenses no fue a votar o decidió no hacerlo por alguien.
Otro caso llamativo se dio en Neuquén. Pese a que el promedio del voto en blanco se detuvo en 3,64, en El Cholar, un municipio de tercera categoría, se impuso por el 52 por ciento de los votos, dejando al precandidato a intendente Néstor Fuentes en la segunda posición. Entre Ríos no fue ajeno a esta tendencia: el 12 por ciento registrado alcanzó el tercer lugar y, en partidos como Santa Elena, superó el 25 por ciento.
Ante la pregunta de cuánto de esta tendencia provincial puede volcarse al nivel nacional, Doval asegura que “no se trata de un preámbulo de lo que puede suceder en el país. Son elecciones diferentes en las que, desde hace un tiempo, venimos midiendo que los vecinos encuentran más respuestas a sus problemas de parte de los gobernadores que de los intendentes ya que tienen más capacidad de acción. Es una escala que se dio vuelta. Y en esta línea, el voto en blanco saldrá de los que no encuentren representación en esa tercera posición”.
Allá lejos queda lo sucedido en 1957, cuando para las elecciones Constituyentes, con Perón proscripto, el voto en blanco alcanzó el 25 por ciento del padrón y quedó primero por encima de las dos U.C.R. Más cerca en el tiempo, el recordado voto bronca de las legislativas de 2001 también se llevó una porción histórica del sufragio en blanco. Habrá que ver, entonces, cómo se desarrolla en voto en blanco en las próximas elecciones provinciales y cuánto de eso, finalmente, se traslada a la pelea nacional.
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