Con motivo del primer aniversario de la sanción de la Ley 1355 que reguló la salmonicultura en Tierra del Fuego, prohibiendo el desarrollo de esta industria en el mar y generando condiciones que beneficien la producción en tierra, los activistas autoconvocados del “No a las Salmoneras”, que velan por la protección del canal Beagle, volvieron a levantar la bandera contra la salmonicultura.
En esta ocasión, se reunieron frente a la Embajada de la República de Chile en Buenos Aires con el objetivo de mostrar su apoyo al pueblo chileno y solicitarle al presidente Alberto Fernández que promueva un acuerdo con el presidente trasandino Gabriel Boric que detenga el avance de la salmonicultura en el prístino Canal Beagle, patrimonio natural compartido por ambos países y declararon “apoyamos a las comunidades originarias, habitantes costeros del Beagle y ONG’s locales en la protección por Ley de este corredor genético entre ambos océanos.”
La Ley 1355, que regula la salmonicultura en Argentina, fue impulsada por los legisladores Pablo Villegas y Mónica Urquiza (hoy vicegobernadora de Tierra del Fuego); apoyada por referentes de la gastronomía local y nacional, como Francis Mallman y Narda Lepes; ONGs locales, la comunidad fueguina que alzó su voz para proteger este patrimonio natural irreemplazable y la marca de ropa outdoor Patagonia, reconocida por su activismo ambiental. Sin embargo, la lucha sigue. A un año de su aprobación, la legislatura fueguina continúa reclamando al Poder Ejecutivo de la provincia la reglamentación de la ley frente a la amenaza de la empresa “Pesquera del Fin del Mundo” que presentó un proyecto de producción de agroalimentos que incluye la salmonicultura en el Canal.
Las salmoneras amenazan la biodiversidad, la salud de los habitantes y el desarrollo económico. En el caso argentino, la provincia fueguina es el único lugar del país que tenía en la mira la industria salmonera para su instalación. Con la aprobación de la ley el año pasado, Tierra del Fuego fue en el primer lugar del mundo en prohibir la industria antes de que se instale y se convirtió en un ejemplo del cuidado de un modelo económico y productivo sostenible, que respeta tradiciones culturales y prácticas artesanales que generan puestos de trabajo genuinos e ingresos por turismo y por la comercialización de productos locales. Además, en 2018 el pueblo chileno Puerto Williams, frente a la ciudad Ushuaia, fue pionero en proteger el Beagle repudiando la visita de la corona de Noruega (principales actores de éste genocidio ambiental en el Océano Pacífico) y expulsando a las salmoneras de su region.
“La división entre Chile y Argentina está lejos de ser una realidad, se evidencia en los territorios desde el NOA hasta la Patagonia. Las regiones tienen una dinámica que va más allá de los límites políticos. La naturaleza y la cultura están íntimamente relacionadas y el tema de las Salmoneras en el Canal Beagle funcionó como resaltador. En en los últimos años la postura quedó más que clara con acciones que se hicieron en conjunto; no queremos industrias destructivas, queremos trabajar cada vez más unidos en pos de un futuro sostenible, hermanado con la dinámica de la naturaleza, a través de la revalorización de la cultura de los pueblos indígenas, actividades como el turismo de naturaleza y todo lo que la región ofrece. En 2021 esta unión le permitió al gobierno Argentino entender qué significan las salmoneras para su pueblo, hoy lo tiene que entender el estado Chileno” declaró David Lopez Katz, activista contra la salmonicultura en Tierra del Fuego.
Las comunidades chilenas piden que no se instalen salmoneras en parques nacionales, reservas y donde habitan las comunidades indígenas que ven afectada su forma y desarrollo en sus vidas. Exigen que se frene el avance de la salmonicultura, que no se aprueben nuevos proyectos, que no se aumente la producción de los proyectos existentes y que no se reubiquen los existentes. Que se retiren progresivamente de las zonas frágiles como los fiordos y canales y por último que se sancionen con la pérdida de concesiones a las empresas y centros que hayan provocado o cuenten con desastres ambientales.
Desde que empezaron a reclamar por un Canal Beagle libre de salmoneras, los chilenos lograron que la Corte de Apelaciones de Punta Arenas detuviera el inicio de las labores de producción de la empresa salmonera Nova Austral en el Canal Beagle, ubicado en la región de Magallanes. También sacaron jaulas que ya estaban instaladas y listas para la producción y consiguieron que se le diera caducidad a las concesiones acuícolas otorgadas hasta ese momento. Además, detuvieron la expansión de la industria en la región de Magallanes a través de distintas acciones legales. En el caso de Puerto Williams, el reclamo es poder avanzar con el Espacio Costero Marino para Pueblos Originarios (ECMPO) de la comunidad Yagán, que es una forma efectiva y concreta de poder proteger esta zona de las distintas amenazas como la salmonicultura.
Chile está desde el año 2018 en alerta por la constante amenaza de las concesiones que aún se encuentran activas administrativamente. Cuatro fueron removidas pero quedan ocho, detenidas por acción de la comunidad indígena a través de la presentación de solicitud ECMPO, que permite solicitar la administración y a la vez paraliza todo proyecto existente. Actualmente, la empresa Nova Austral, que ya se había instalado en la zona de Puerto Williams en 2019 y la comunidad solicitó la clausura de sus operaciones a la Secretaría de Pesca debido a un incumplimiento burocrático, se encuentra regularizando la documentación para volver a operar.
En Abril de este año más de 90 organizaciones chilenas e internacionales presentaron una solicitud al Gobierno de Chile para eliminar las concesiones de las Áreas Protegidas.
Qué es la salmonicultura y cuáles son sus consecuencias
La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas para fines comerciales. En este tipo de producción, se engorda a los salmones en “jaulas flotantes” ubicadas normalmente en bahías y ?ordos a lo largo de las costas, una técnica que se originó en Noruega a ?nales del año 1960. La cría intensiva de salmones en jaulas solamente es posible en un determinado tipo de ecosistema (frágil, prístino, de aguas frías y sumamente ricas en biodiversidad) lo cual generó en los últimos años una presión extrema en los lugares donde su desarrollo es viable.
Entre las consecuencias de la salmonicultura, se encuentran las mortandades de salmones masivas, la intensi?cación de blooms de algas tóxicas (como la marea roja), la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas y pérdida de fauna local, la generación de zonas “muertas” y el enmallamiento mamíferos marinos. A lo largo de los años, las empresas salmoneras se han visto envueltas en numerosos escándalos relacionados a los escapes, mortandades y el uso indebido de antibióticos.
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