
Un 29 de diciembre de 1978, Argentina marcó un precedente en la infraestructura energética de Sudamérica con la inauguración del Gasoducto General San Martín, una obra monumental que se extiende a lo largo de 2929 kilómetros. Esta red de transporte de gas natural, financiada parcialmente por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), fue la primera de su tipo en la región, consolidando a Argentina como un referente en infraestructura energética.
Un recorrido estratégico
El gasoducto comienza en San Sebastián, en la provincia de Tierra del Fuego, y se extiende hasta Cóndor, en Santa Cruz, donde se conecta con el gasoducto continental que lleva el suministro hasta la Ciudad de Buenos Aires. Esta obra no solo garantizó el transporte eficiente del gas natural desde el extremo sur del país, sino que también fomentó el desarrollo energético en múltiples provincias.
La obra submarina: atravesando el Estrecho de Magallanes
Una de las características más destacadas del Gasoducto General San Martín es su tramo submarino. Este segmento atraviesa la boca del Estrecho de Magallanes, conectando Cabo Espíritu Santo con Cabo Vírgenes a través de una extensión de 37 kilómetros y alcanzando profundidades de hasta 70 metros en el lecho marino. Este logro técnico posicionó a Argentina como un líder en infraestructura energética avanzada.
Impacto y legado
El gasoducto General San Martín ha sido clave para el desarrollo industrial y residencial de Argentina, garantizando el abastecimiento de gas natural en todo su recorrido y favoreciendo el crecimiento económico de las regiones por las que pasa. Además, esta obra demostró la capacidad del país para ejecutar proyectos de alta complejidad técnica, sentando un precedente para futuras iniciativas en el ámbito energético.
Una obra para la historia
A 46 años de su puesta en marcha, el Gasoducto General San Martín sigue siendo un pilar fundamental del sistema energético nacional, recordándonos el valor de la innovación y la planificación estratégica en el desarrollo del país. Su inauguración no solo fue un logro técnico, sino también un paso decisivo hacia la soberanía energética de Argentina.
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