El sistema penitenciario de Tierra del Fuego enfrenta un panorama complejo debido al constante crecimiento de la población penal. En los últimos años, el aumento del número de personas privadas de su libertad ha sido notable, alcanzando un incremento del 23% anual, según los datos proporcionados por Ariel Normando Ciáres, director del Servicio Penitenciario provincial.
"El incremento de la población penal está poniendo una presión enorme sobre la infraestructura carcelaria existente. Tenemos que repensar las estrategias de gestión porque, de continuar esta tendencia, el sistema no podrá sostenerse como está", explicó Ciáres en una reciente entrevista.
Uno de los aspectos más preocupantes que señala el funcionario es la alta proporción de personas condenadas por delitos sexuales, que representan alrededor del 50% de los internos. "Es alarmante el porcentaje de internos condenados por delitos sexuales. Estas personas, por los cambios en la Ley de Ejecución Penal de 2017, no pueden acceder a los beneficios de salidas transitorias o libertad condicional, lo que genera una acumulación importante dentro del sistema", añadió.
La infraestructura penitenciaria de Tierra del Fuego, aunque ha sido modernizada en algunos aspectos, sigue siendo insuficiente frente a la creciente demanda. Actualmente, el sistema no solo enfrenta problemas de espacio, sino también dificultades para garantizar la atención adecuada a los internos.
"Estamos en un punto crítico. No se trata solo de construir más cárceles, sino de implementar políticas que aborden el problema desde la raíz, es decir, con prevención del delito y más programas de resocialización para los internos", manifestó Ciáres.
Estos programas de resocialización, que incluyen desde capacitaciones laborales hasta actividades educativas y deportivas, buscan ofrecer a los internos herramientas para su reintegración en la sociedad una vez que cumplan sus condenas. Sin embargo, Ciáres reconoce que estas iniciativas son insuficientes. "No basta con darles opciones de capacitación. Necesitamos que el Estado, las instituciones y la sociedad trabajen en conjunto para que estos programas tengan un verdadero impacto. Si no, la reincidencia seguirá siendo un problema serio", afirmó.
Una de las mayores complicaciones que enfrenta el sistema penitenciario fueguino es la alta tasa de condenados por delitos sexuales, que no tienen acceso a los beneficios que ofrece el régimen de progresividad penitenciaria. Según Ciáres, esto genera una acumulación de internos que no pueden avanzar en el proceso de resocialización, lo que incrementa las tensiones dentro de los establecimientos carcelarios.
"No estamos hablando solo de una sobrepoblación carcelaria. El tipo de delito por el que están condenados muchos de los internos complica aún más la gestión. Estamos frente a un cambio en la tipología de la población penal, y eso requiere nuevas formas de abordaje", expresó el director del Servicio Penitenciario.
Además, las largas condenas asociadas a estos delitos sexuales, sumadas a la imposibilidad de acceder a beneficios penitenciarios, crean un entorno de alta conflictividad dentro de las cárceles. "La reforma de 2017 fue un paso importante en la lucha contra los delitos sexuales, pero nos ha generado nuevos desafíos dentro del sistema penitenciario. Tenemos que lidiar con internos que no tienen acceso a salidas anticipadas ni a beneficios, lo que aumenta la presión dentro de los centros de detención", explicó Ciáres.
El panorama para el sistema penitenciario de Tierra del Fuego es incierto. La combinación de una población penal en constante crecimiento, la alta proporción de internos por delitos sexuales y las limitaciones de infraestructura han puesto al sistema en una situación de extrema presión.
Ciáres fue contundente al expresar la necesidad de un cambio estructural: "No podemos seguir construyendo cárceles indefinidamente. Necesitamos un enfoque más amplio que incluya políticas de prevención del delito, pero también mejorar significativamente los programas de resocialización. Si no lo hacemos, estaremos condenando a nuestra sociedad a un ciclo de reincidencia que es difícil de romper".
Con las proyecciones actuales, si no se toman medidas urgentes para abordar el aumento de la población penal y mejorar las condiciones de resocialización, el sistema carcelario podría llegar a un punto de quiebre en los próximos años. "Es hora de tomar decisiones importantes y trabajar en conjunto para enfrentar este desafío. No hay más tiempo que perder", concluyó Ciáres.
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