La empresa británica Leolabs, está construyendo una antena de radar de alta capacidad en Tierra del Fuego. A pesar de que la argumentación oficial de la empresa inglesa es que servirá para detectar y evitar colisiones de basura espacial, esta infraestructura podría servir para la detección de satélites, misiles y otros objetos en órbitas espaciales bajas, por lo que la infraestructura podría ser objetivo militar válido en caso de existir un conflicto armado, advierte el autor del artículo, Nicolás Promanzio, en la especializada revista Radar Internacional.
Esta empresa británica está impulsada y financiada por distintos clientes internacionales, públicos y privados, que incluyen áreas estratégicas del aparato estatal de defensa de los Estados Unidos como Comando Espacial y la Agencia de Defensa anti-Misiles.
El CEO de LeoLabs, Dan Ceperley, aseguró en marzo que "es un privilegio construir este radar en Argentina y contribuir a la historia de la exploración y administración espacial de este país".
Ceperley explicó que es su tercer radar en el hemisferio sur y el primero en América del Sur, y “la ubicación de Argentina es fundamental para cerrar la brecha global en la cobertura del conocimiento de la situación en el espacio y mejorar el análisis de los eventos que ocurren en esta parte del mundo". El líder de la compañía admite que "esta ubicación mejorará en gran medida nuestra capacidad para rastrear objetos y supervisar eventos de alto riesgo en la órbita terrestre baja".
Como se puede ver en la siguiente imagen, con la instalación de este sensor en Tierra del Fuego, Argentina pasa a formar parte de una red global de países con esta infraestructura exclusiva integrada por Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Portugal y Costa Rica.
Cuál es la importancia de esta instalación en Argentina
En cuanto se habla de sistemas de defensa antimisiles, durante la guerra fría existió un extraordinario avance en la detección y prevención de ataques de misiles con trayectoria balística, en el marco de la lógica del MAD o Destrucción Mutua Asegurada.
Estos misiles balísticos intercontinentales tienen la capacidad de alcanzar blancos a miles de kilómetros, saliendo de la atmósfera a más de 100 kilómetros de la tierra para poder reingresar sobre el objetivo. Al volar a esta enorme altitud, los radares desarrollados en ese entonces podían detectar, seguir y facilitar el derribo de los misiles.
Esta lógica de defensa, en la cual Estados Unidos podía ser atacada principalmente desde el norte y oeste al estar sus amenazas soviética y china sobre esa proyección, cambio en los últimos años cuando Rusia y posteriormente China desarrollaran su nuevo misil hipersónico, una tecnología que puso en jaque el sistema de defensa anti misiles norteamericano.
Estos nuevos misiles hipersónicos, los cuales solo Rusia y China poseen en la actualidad, se mueven a mach 10-12 (caso Kh-47M2 Kinzhal ruso), poseen la característica de poder “planear” a entre 25 y 50 km de altura permitiéndole dar varias vueltas alrededor del planeta y, por último, la capacidad de cambiar de rumbo y objetivo una vez lanzado. Los radares de advertencia de misil actuales están diseñados para monitorear las rutas de vuelo balísticas lineales, por lo que las nuevas armas hipersónicas podrían vulnerar estos sistemas.
Sin lugar a dudas y sobre todo tras la irrupción del proyecto Starlink, las orbitas bajas del espacio han adquirido una gran importancia estratégica para las grandes potencias. Estas tienen un alto potencial para desarrollo tecnológico, tanto para uso comercial como también militar como se vio en Ucrania este último tiempo. Es importante plantearse que posición tomará Argentina al respecto y cómo abordarán esa toma de posición a futuro, sabiendo que los grandes actores ya están moviendo sus fichas.
La embajada argentina en Estados Unidos ya estaba al tanto desde marzo pasado.
twitter.com/ARGinUSA/status/1635606057845415937
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