Una caravana atípica irrumpió en la ruta nacional N° 3 cuando, hace unos días, tres Fiat 600 partieron desde Venado Tuerto rumbo a Ushuaia. Seis viajeros, entusiastas de este icónico automóvil apodado “Fitito”, emprendieron su trayecto el domingo 12 de enero, con la bendición de una multitud de vecinos que los despidieron entre el estruendo de motores. Tras más de diez días en la ruta, planean su regreso para la noche de este viernes o la mañana del sábado, listos para ser recibidos con honores en su ciudad natal.
Un equipo surgido casi por azar
Detrás de los volantes se encuentran José María “Polaco” Rada, Juan Carlos Villegas, Andrés Barbareschi, Leandro Cenci, Horacio Metre y José Ravelli. Cada binomio comparte un Fitito diferente, alternando piloto y copiloto para descansar. Sus profesiones varían entre profesor de Educación Física, electricista, jubilado y trabajador rural; esa mezcla de oficios unió a este equipo que se formó de manera espontánea. “Uno llamó al otro y así fuimos sumándonos”, comenta Cenci, quien con 45 años comparte ruta y charlas con compañeros de hasta 70 años.
Preparativos y primeras escalas
Los planes de esta hazaña comenzaron en septiembre y se intensificaron en diciembre, cuando la ciudad se enteró oficialmente del proyecto. El día de la partida, la emocionada despedida se dio en Venado Tuerto antes de tomar la ruta provincial 33. Aunque en La Pampa tuvieron una pequeña falla mecánica, pronto retomaron el viaje hasta conectarse con la ruta nacional N° 3, recorriendo unos 600 a 700 kilómetros al día a velocidades cercanas a los 75 km/h. El viento patagónico, que puede alcanzar ráfagas de 60 km/h, fue un desafío constante para los diminutos coches.
Experiencias previas y nuevo desafío
El “Polaco” Rada ya había cruzado el país en dos ocasiones: primero hacia Bariloche y luego hasta el Cristo Redentor en Río de Janeiro. Sin embargo, superar los 3.000 kilómetros para llegar a “la ciudad del Fin del Mundo” requería una determinación especial. El frío proveniente del mar Argentino no detuvo el avance de los Fititos, ni de dos motos que los escoltaban, cuyos conductores se sumaron a la aventura desde Guatimozín, en Córdoba.
Historias de carretera
Los tropezones del viaje incluyeron una parada forzosa sin nafta a escasa distancia de una estación de servicio, o el rescate de un guanaco atrapado en un alambrado. Pero el recuerdo más grato para Cenci fue la acogida de los habitantes de cada lugar visitado. “Nos seguían en Instagram y cuando llegábamos nos abrían sus talleres para que reparáramos los autos”, cuenta. Con un arsenal de utensilios y provisiones, los amigos preparaban comidas calientes, como capeletinis con salsa, para contrarrestar el clima de la Patagonia.
Regreso triunfal y planes a futuro
Esta curiosa expedición en tres Fiat fabricados entre 1978 y 1980 se aproxima a su fin, ya que se espera el regreso de los seis venadenses para este fin de semana. Sin embargo, la ruta no termina aquí: se especula con nuevos recorridos de largo aliento. Aunque no hay nada escrito aún, Cenci guarda una servilleta en la que lee “Anote su próxima locura” y advierte, entre risas, que intentará convencer al “Polaco” de planear una nueva travesía, esta vez quizás hacia el norte argentino. De este modo, los Fititos podrían volver a rugir muy pronto en otra aventura inolvidable.
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