
Un equipo de investigadores del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) y del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) ha identificado un importante escape de metano en el Océano Antártico, específicamente en la zona de la Península Antártica. Utilizando equipos tecnológicos subacuáticos y tecnología de sonar, lograron evidenciar el ascenso de burbujas de este gas desde el lecho marino hacia la superficie.
El metano es uno de los principales gases de efecto invernadero y contribuye significativamente al calentamiento global. Aunque su vida útil en la atmósfera es más corta que la del dióxido de carbono, su impacto en la retención del calor es mucho mayor.
Según los investigadores, la liberación de metano en la región está vinculada a un fenómeno conocido como rebote postglaciar, generado por el derretimiento de los glaciares. A medida que la capa de hielo de la Antártida se adelgaza, el peso sobre la corteza terrestre disminuye, permitiendo que el continente se eleve lentamente y facilitando la apertura de fisuras en el fondo marino, por donde escapa el gas.
Si bien gran parte del metano se disuelve en el agua a unos 150 metros de profundidad, los expertos advierten que si esta tendencia persiste, podría desencadenar consecuencias climáticas extremas. Entre ellas, alteraciones en las corrientes oceánicas, intensificación de huracanes y olas de calor más frecuentes y severas.
Este hallazgo refuerza la preocupación sobre el impacto del cambio climático en los ecosistemas polares y la necesidad de seguir monitoreando estos procesos para evaluar sus efectos a largo plazo en el equilibrio climático global.
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