Dejamos transcurrir unas semanas para que los productores se acomodaran, otearan el horizonte y analizaran para poder hablar con ellos y preguntarles qué implicancias y beneficios tiene o tendrá el relanzamiento del Plan Lanar, que dará hasta $ 3.400.000 a cada productor ovino.
Semanas atrás el Gobierno nacional oficializó el relanzamiento del plan a través de la Resolución 1.549/2023, que estableció el beneficio para productores de hasta 10.000 ovinos pagando 850 pesos por cada ovino esquilable y hasta 4.000 cabezas (casi 3,5 millones de pesos para ese máximo). La medida responde a un pedido de las provincias de Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego de ampliar el alcance y actualizar el monto. Los productores tienen 60 días para inscribirse.
Hasta ahí la noticia que ya deben conocer los productores que estén leyendo estas líneas. Ahora bien, ¿cómo llega esta ayuda a los ovejeros? ¿Cómo están terminando el año? ¿Ayuda esto en un año donde la sequía golpea fuerte?
Sebastián Apesteguía, actual presidente de la FIAS (Federación de Instituciones Agropecuarias Santacruceñas), considera que “si se concreta el pago antes de fin de mes (de noviembre, cuando hablamos con él), muchos pequeños y medianos productores van a recibir un poco de oxígeno para hacer frente a obligaciones pendientes y todo lo relacionado a esquilas y productos veterinarios, entre otras cosas, porque hoy hay ahogo financiero debido a los pocos negocios de lana que se están dando por cuestiones internacionales”.
Respecto a la situación de los productores en general, Apesteguía aportó que “es parecida, más allá de su ubicación geográfica dentro de la provincia, ya que entre los efectos de la sequía están el impacto del guanaco sobre pastizales y agua y los mercados internacionales en stand by, sumados a la gran brecha cambiaria, todo está complicado para seguir trabajando a total capacidad”.
Hoy al campo familiar de Francisco Milos, descendiente de las familias fundadoras de Puerto Deseado, mientras él estudia, lo administran sus tíos, con quienes intercambia permanentemente. “Lo primero que te puedo decir es que es una gran ayuda en un año difícil para la actividad, no es la que quisiéramos, porque preferiríamos que se unifique el tipo de cambio, pero todo ayuda, más en estos tiempos tan complicados”, contó.
Sobre la situación, esa que viene mala por diversos motivos, Milos es concreto: “El principal problema es el tipo de cambio, el precio internacional de la lana no es tan malo, pero cobramos la mitad y Santa Cruz está complicada por la sequía, lo que generó mortandad durante el invierno, no por la nieve, sino por el mal estado corporal de los animales, y está dando resultados negativos en parición, faltó agua, van a haber malas señaladas”.
Miguel O’Byrne, productor y gerente del Instituto de Promoción de la Ganadería provincial, apuntó que “esto arrancó como un pedido de los productores como compensación por el atraso del tipo de cambio, pero se lo configuró como una compensación por la sequía y las pérdidas de los últimos años”.
Para O’Byrne, lo peor es que “la herramienta tiene una adhesión muy baja”. ¿Por qué? “Cuando fue concebida, desde la Secretaría de Agricultura pensaron que todos los productores chicos, entre ellos los de supervivencia, de Río Negro o Neuquén, los que más necesitan todo esto, iban a ser los más ayudados, pero no contemplaron la dificultad de que la mayoría de esos productores no están bancarizados, no están inscriptos y, en la mayoría de los casos, no tienen internet en esas regiones remotas”, argumentó y justificó que la cantidad de productores que cobraron al Plan Lanar 1 fue muy baja en esas regiones (20% en Río Negro, según O’Byrne) y “va a pasar lo mismo con el 2, porque no se logró hacer de otra manera, a través de cooperativas, por ejemplo”.
Pablo Sturzenbaum, veterinario responsable del Nodo Santa Cruz de Ovis 21, contó que “la situación es pésima en general, muy comprometida debido a los años de sequía, estamos en una situación de emergencia declarada, pero no instrumentada, se anunció en marzo de 2023, se hicieron trámites en abril-mayo, pero pasó octubre y no está aún validada a nivel nacional”. Y agregó: “Esto, en un contexto mundial con mercados ovinos afectados, como China que hace un tiempo no está comprando activamente como antes, la inestabilidad en Europa del este por Rusia-Ucrania y lo de Medio Oriente, todos aspectos que no ayudan a que el mercado lanar fluya”
En este contexto, para Sturzenbaum hay que matizar los efectos del Plan Lanar II. “Por supuesto que es algo de plata y viene bien para una producción al límite, pero hay tantas otras cosas distorsivas que si no existieran dejarían que todo funcione mejor…”, se lamentó. Y explicó: “La principal complicación es el atraso cambiario, nosotros con el dólar oficial de 365 liquidando a dólar divisa, que es menos aún, y con los costos de insumos y materiales a dólar libre, más la inflación, preferiríamos no tener ningún subsidio, pero vender al valor del dólar que corresponde”, cerró.
Como resumen y según los laneros consultados (algunos que están en la nota y otros que prefirieron no salir con nombre y apellido), sí, “peor es nada”, pero una solución verdadera requiere medidas más al hueso y tocar otras teclas, sólo así cambiará la música.
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