Luis Schreiber, miembro de la Cámara de Comercio de Río Grande y representante de los almaceneros locales, expresó su preocupación por la situación actual del comercio en la región. En una reciente entrevista con FM La Isla, Schreiber cuestionó las afirmaciones del gobierno sobre la desaceleración de precios y el crecimiento de la actividad económica, señalando que en su experiencia, la realidad es completamente diferente.

“Lo que observamos es un empeoramiento en nuestras actividades. Los costos están aumentando, especialmente las tarifas, que ahora representan un porcentaje significativo de nuestros gastos. Antes no eran un factor determinante, pero actualmente influyen mucho en nuestro margen de maniobra”, explicó Schreiber.

El referente comercial también mencionó la reciente celebración del Día de la Madre, tradicionalmente un período fuerte para la venta de carne. “Este año no se sintió como en años anteriores. Aunque las ventas fueron buenas, no hubo el aumento significativo que esperábamos. Se notó más un buen fin de semana que un gran día de ventas, como solía ser habitual”, comentó.

Además, Schreiber indicó que los comerciantes están lidiando con un creciente endeudamiento, a pesar de las medidas implementadas por el Banco Tierra del Fuego para facilitar créditos a los negocios locales. “El banco ha tomado decisiones positivas al reducir la burocracia y ofrecer créditos menos exigentes, pero la situación general no mejora. Si esto sigue así, nos será imposible pagar ni los servicios ni las deudas”, alertó.

El impacto de la burocracia también fue un tema importante en la conversación. Schreiber mencionó problemas con la Aduana, donde los camiones de verduras enfrentan largas esperas. “Los camiones son retenidos todo el día, lo que causa pérdidas para los comerciantes. Hay que solucionar estos problemas, no desmantelar la Aduana. Lo que está sucediendo es que están rompiendo con todo sin ofrecer soluciones efectivas”, afirmó.

Por último, el comerciante lamentó el cierre de muchos negocios en otros sectores, como la venta de ropa y calzado, mientras que los negocios de alimentación se sostienen un poco mejor. “A medida que la gente busca ofertas, los depósitos se van vaciando. Intentamos mantener buenas ofertas, pero cada vez hay menos mercadería disponible. La situación es insostenible; estamos vendiendo, pero no podemos reponer la cantidad ni la calidad de productos que necesitamos”, concluyó Schreiber.