Amelia Almirón, madre de Marcelo Fernández, está sumida en una profunda angustia tras la inesperada muerte de su hijo, quien falleció luego de una operación en un sanatorio local. La historia de Marcelo, un joven entusiasta del deporte Kingboxing, ha conmovido a la comunidad, y su madre no se detiene en su lucha por respuestas.
Marcelo se encontraba en buen estado de salud, practicando su deporte en un club, hasta que un accidente durante las prácticas le provocó un golpe en el pómulo izquierdo. Al principio, no le dio importancia a la situación. “Pensé que era un golpe normal, algo que pasa en el deporte. Pero con el tiempo, empecé a notar que se le adormecía toda la cara”, explicó Amelia, quien se mostró preocupada por el estado de su hijo. Ante la gravedad de la situación, Marcelo acudió al hospital, donde las radiografías confirmaron la fractura.
Dada la situación, Marcelo fue trasladado al sanatorio Fueguino, donde permaneció tres días en terapia intensiva. Sin embargo, la angustia de Amelia comenzó cuando la obra social, UOM, se negó a hacerse cargo de los costos de la cirugía, alegando que el accidente ocurrió en un club y no en un entorno laboral o doméstico. “El médico me dijo que si no lo operaban el viernes, podía quedar ciego”, recordó Amelia con la voz entrecortada. “No podía creer que la salud de mi hijo dependiera de burocracias y papeles. Esa no es la realidad de una madre”.
Desesperada, Amelia se dirigió a las oficinas de la obra social para exigir respuestas. “Le dije que la salud no se compra, se soluciona”, afirmó con firmeza. Tras un intenso intercambio, logró que le confirmaran la cirugía para el día siguiente. “Fue un alivio momentáneo, pero sabía que la situación seguía siendo crítica”, explicó.
El día de la operación, la familia esperaba con ansiedad. Amelia relató que, después de la intervención, “no hubo comunicación por parte del médico”. A pesar de que Marcelo fue llevado a la sala de recuperación, pronto la situación se tornó crítica. “Me confié, pensé que era la anestesia”, expresó Amelia, recordando cómo el tiempo pasaba sin noticias. Sin embargo, tras insistir varias veces, su nuera se dio cuenta de que algo estaba mal. “Cuando el médico finalmente apareció, me dijo que Marcelo había fallecido. Fue como si me arrebataran el suelo de los pies”.
“Quiero que se haga justicia porque esto es una mala praxis, un abandono de personas. Mi hijo estaba sano y solo fue a hacerse una operación”, clamó Amelia, señalando la falta de atención y la ausencia de explicaciones por parte del personal médico. “La sala estaba vacía, y la atención que recibió fue completamente insuficiente. Me siento traicionada por el sistema que se supone que debería cuidar a mi hijo”.
Amelia ahora se encuentra en una lucha por justicia y respuestas. “Voy a hacer todo lo que esté en mis manos. No voy a parar hasta que los responsables paguen por esto”, declaró con determinación. Su dolor es palpable, pero su voluntad de justicia es aún más fuerte. La comunidad de Río Grande se une a su clamor, esperando que esta tragedia no quede impune.
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