Corina Amilcar, propietaria y gestora del espacio cultural independiente Tierra de Teatro en Río Grande, manifiesta su creciente preocupación frente a las dificultades económicas que enfrenta este espacio, el cual ha sido un referente para la comunidad artística local durante los últimos quince años. A pesar de contar con una matrícula de más de 100 alumnos y el apoyo de ocho docentes y personal técnico, Tierra de Teatro está luchando por mantenerse a flote debido a los constantes incrementos en los costos de los servicios básicos. "Desde que empezó el año con el nuevo cambio de políticas culturales a nivel nacional, provincial, municipal, nos hemos visto muy afectados", afirmó Amilcar, explicando que las tarifas han alcanzado un nivel insostenible para el teatro.
Entre los incrementos más significativos, Amilcar destaca la tarifa del gas, que ha subido de 7 mil a 95 mil pesos, un aumento cercano al 1000%. Este incremento está erosionando las posibilidades de continuar con las actividades. “Nosotros el gas lo pagamos con la cuota de un alumno y ahora necesitamos 25 alumnos para cubrirlo”, puntualizó Amilcar, describiendo la difícil situación financiera. La cuota que pagan los alumnos, aunque mantiene la matrícula, ya no es suficiente para cubrir estos costos.
El espacio siempre ha trabajado en colaboración con otras entidades para generar ingresos adicionales, organizando espectáculos y eventos de trabajo personal a lo largo del año. Sin embargo, estos esfuerzos no son suficientes para contrarrestar el impacto de los elevados gastos. "A pesar de que intentamos crear nuevas actividades, cada vez es más difícil sostener el espacio", expresó Amilcar, quien ha recurrido incluso a sus propios ahorros para cubrir el déficit. "Ya poner plata de mi jubilación para que la sala esté abierta ya es como el límite".
Además de las tarifas de servicios, Tierra de Teatro enfrenta el deterioro de sus instalaciones, complicación que ha quedado evidenciada con la avería de la calefacción. "Hace tres meses que estamos tocando un botón, otro arranca, no arranca, y tampoco podemos llamar a alguien para que venga y lo arregle, porque no sabemos lo que sale", explicó Amilcar. Esta situación refleja el desgaste general del espacio y la falta de recursos para mantener el equipamiento en condiciones óptimas.
Corina aclara que el espacio no está pidiendo una donación permanente, sino que busca apoyo y colaboración para seguir gestionando actividades con otros colectivos. “No queremos una donación, nosotros lo que queremos es gestionar junto con otros como hemos gestionado, o sea, no es que queremos un dinero”, explica. En los últimos años, han organizado eventos "a la gorra", pero la respuesta de la comunidad ha sido escasa. "Hemos hecho cosas a la gorra, el año pasado han dejado un billete de 10 pesos", relató Amilcar, subrayando la falta de conciencia sobre la importancia de apoyar estos espacios culturales.
El posible cierre de Tierra de Teatro es una realidad que cada vez se hace más tangible. Si bien este año completarán las actividades con muestras finales, el inicio de nuevos talleres y espectáculos en 2025 dependerá de la posibilidad de cubrir los costos básicos. "Si no hay un apoyo no va a continuar el año que viene, esa es la situación", indicó Amilcar. La pérdida de Tierra de Teatro afectaría no solo a los artistas locales, sino también al equipo de trabajo que ha encontrado en este espacio una fuente de ingresos y una oportunidad para desarrollar su vocación artística.
En palabras de Corina Amilcar, el cierre del espacio sería “muy frustrante”, y una gran pérdida para la comunidad de Río Grande, que se quedaría sin uno de los pocos espacios dedicados exclusivamente al teatro en la ciudad.
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