
Vecinos de la zona denuncian que, a pesar de la existencia de un puesto de control policial en la entrada de la Ruta 3, continúan ingresando materiales de construcción y gas sin ser interceptados, lo que facilita el avance de ocupaciones irregulares en el área. La situación, aseguran, se agrava especialmente los fines de semana.
A través de redes sociales, los residentes expresaron su malestar y advirtieron sobre otros problemas que afectan la seguridad en la zona. “No solo se trata de las ocupaciones, también hay un consumo excesivo de alcohol, y muchos terminan conduciendo en la ruta. Es una situación muy peligrosa. Parece que tiene que ocurrir una tragedia para que alguien tome medidas”, lamentaron.
Las críticas también apuntan a las autoridades por su falta de acción concreta. Si bien en algunas ocasiones hubo presencia de funcionarios en el lugar, los vecinos sostienen que no se implementaron soluciones efectivas. “El panorama sigue igual. Necesitamos que intervengan y frenen esta situación antes de que se descontrole por completo”, remarcaron.
Según los reportes, ya existen varias construcciones, muchas de ellas precarias y con servicios básicos irregulares. Esta expansión no solo preocupa por su impacto ambiental, sino también por el riesgo de pérdida de terrenos fiscales que podrían destinarse a proyectos comunitarios de interés público.
Los residentes exigen mayor control en los accesos y acciones concretas para detener tanto el ingreso de materiales como la consolidación de las ocupaciones. “Es necesario que haya un plan serio para abordar esta problemática. La falta de control solo agrava el conflicto y genera riesgos tanto ambientales como sociales”, concluyeron.
La situación, que se ha convertido en un reclamo recurrente, deja en evidencia la necesidad de respuestas inmediatas por parte de las autoridades locales y provinciales para proteger la integridad de los terrenos y garantizar la seguridad en la zona.
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