A una semana del suicidio de Alejandro Cáceres, su padre Felipe encabezó ayer una marcha en la que participaron alrededor de 100 personas.
En la vereda de la Jefatura de Policía, el suboficial retirado expresó con firmeza: “Las injusticias se tienen que terminar pero para que eso ocurra los responsables tienen que estar acá arriba”, mientras señalaba con el dedo la planta alta del edificio, en donde funciona la cárcel.
Ayer domingo 28 de marzo familiares de Germán Alejandro Cáceres, agente de la Policía de Tierra del Fuego fallecido el domingo 21 de marzo en horas de la madrugada por su propia mano y con el arma de un camarada, marcharon exigiendo Justicia. Lo hicieron acompañados por alrededor de 100 vecinos que transitaron con ellos desde el cementerio Antiguos Pobladores, en Maipú y Guaraní, hasta la Jefatura de Policía, en Gobernador Deloqui y Lasserre.
El joven de 33 años y padre de 5 hijos se encontraba en situación de disponibilidad (apartado de sus funciones con el goce del 50% del sueldo) luego de que se le iniciara un sumario administrativo y fuera denunciado en sede judicial por violencia de género, hace más de un año, por una ex pareja.
Sus camaradas se comunicaron con Diario Prensa Libre luego de la drástica decisión del muchacho e hicieron pública en la edición del lunes pasado, una serie de falencias del área de Bienestar Policial, a cuyos integrantes acusaron de no asistir psicológicamente a Alejandro Cáceres y a la institución, de abandonarlo.
Luego de algunos momentos de tensión suscitados ayer por la tarde en el hall de ingreso de la Jefatura cuando los efectivos de guardia le negaron a Felipe Cáceres y a otros familiares, el ingreso al edificio, el suboficial del Territorio Nacional, retirado y residente actualmente en la provincia del Chaco, llamó a todos a la calma.
En la vereda de la sede de la plana mayor policial fueguina, Cáceres se dirigió a los presentes, observado de cerca por uno de sus nietos.
“Vamos a seguir pidiendo justicia hasta obtener una respuesta de parte de los que abandonaron a mi hijo porque esto no tiene que volver a ocurrir con el hijo de nadie más. Todos juntos, vecinos, tenemos que exigirle a la Justicia que determine quiénes fueron los responsables de lo que pasó, y que no los tapen. Lamentablemente tuvo que dar Alejandro su vida para que esto salga a la luz y todos se enteren del manoseo del que son objeto muchos jóvenes dentro de la institución. Esto tiene que servir para no permitir nunca más que el que gobierna y el que dirige la institución lo haga sin responsabilidad. No puede ser que alguien sea jefe, gane 300 mil pesos y se olvide de la gente. Los agentes ganan 30 o 40 mil pesos y en Tierra del Fuego con eso no se vive, porque la vida es muy cara. Pero los que manejan la institución, esos sí ganan bien. Asumen, están cuatro años y se van, pero el hombre y la mujer policías no sufren esos 4 años sino muchos más”.
Indignado y desconsolado pero sereno, Felipe Cáceres tranquilizó a una de las ex de su hijo, quien había comenzado a proferir insultos a los gritos y continuó exponiendo la situación de otros agentes jóvenes que al igual que ocurrió con su hijo, se encuentran desde hace mucho tiempo apartados de sus cargos: “Conozco el caso de otro muchacho que está apartado de la institución desde hace 2 años y cobra 6 mil pesos mensuales. ¿Cómo puede alguien vivir, comer, con ese dinero por mes?. Los que conducen la institución lo saben pero no les importa porque total, los hijos de ellos tienen todo. Esta situación tiene que cambiar también para que los chicos que mañana ingresen a la escuela de Policía sepan que entran a una buena institución. No como fue la Jefatura de la gestión anterior ni la actual, que responden al mismo modelo. No les importa la gente. ¡Castigan, sancionan y que después se arreglen como puedan!. Yo quiero que los que conduzcan sean humanos, que salgan a recorrer las dependencias y a hablar con la gente. ¿Qué culpa tiene un policía de que a una comisaría haya entrado una rata?. Es más, hay un comisario inspector que está acusado de acoso sexual y no está sumariado ni fue apartado de la institución. Lo mandaron a otro lado porque es amigo del poder, del comisario, del jefe de Policía. Esas injusticias se tienen que terminar pero para que eso ocurra, los responsables tienen que estar acá arriba (- señalando la planta alta de la Jefatura de Policía en donde funciona la cárcel dependiente del Servicio Penitenciario – ). Capaz que no lo hagan aduciendo que tienen familia… pero ellos destruyen familias y a nuestra familia, ¡entonces que paguen como tienen que pagar!”.
El efectivo retirado destacó en la ocasión el rol que jugaron los medios de prensa. Como se recordará Prensa Libre instaló el reclamo de sus camaradas el lunes 22 de marzo y luego las radios y portales replicaron el análisis del tema con entrevistas a los familiares del joven policía al que cariñosamente sus amigos apodaban “Chule”.
“Recién después que todo esto salió en los medios empezaron desde la institución a llamar a la gente para ofrecerle atención psicológica.
Nosotros ahora vamos a convocar también a los medios nacionales para que en todo el país se sepa lo que pasa acá y todo esto recorra la Argentina. Muchos de los que se sientan en el sillón de la Jefatura también vinieron un día del norte, pero después se olvidaron. Cuando pasan 20 años se creen intocables y piensan que van a hacer fortunas con el sacrificio del personal. ¡Ese maltrato se tiene que terminar!. Si alguien quiere venir a gobernar primero tiene que tener humanidad porque nosotros, los suboficiales, somos personas. Esta gente cree que somos diferentes a los oficiales cuando no es así: somos iguales todos. Yo tengo un hijo que es oficial de Policía y resulta que ahora fueron por él. No puede ser que tengamos que cuidarnos de la gente de adentro de la institución y que los amigos estén afuera. Tal vez como no pudieron hacer nada conmigo porque estoy retirado, se desquitaron con mi hijo”.
Muy dolido, Felipe Cáceres continuó sosteniendo su reclamo por lo que considera una injusticia, una falla en el sistema de contención de la institución a la que él mismo prestó servicios en su juventud. Según él, ante la denuncia de la ex pareja de su hijo – también policía – la institución no fue ecuánime. Cree que no se le permitió al agente de la Comisaria 1era acceder debidamente al derecho de defensa, que no se lo amparó desde el plano psicológico y que se lo apartó de sus funciones impiadosamente: “Si a mi hijo le hubiera pasado algo trabajando yo hubiera tenido que resignarme porque él eligió este trabajo como profesión pero no puedo aceptar que no lo voy a tener nunca más porque sus propios compañeros le hicieron una cama”.
“Hay persecución”
Luego de Felipe Cáceres, hizo uso de la palabra uno de sus yernos, quien sumó una grave denuncia más: “Muchos policías nos dijeron que no fueron al velorio de Alejandro por temor a represalias. Nos dicen que el que habla y dice lo que piensa, `lo parten´. Por eso queremos mencionar al comisario Chamorro porque muchos familiares nuestros están trabajando en la Comisaría 3era y comenzaron a perseguirlos. Inclusive a mi cuñado Gustavo, oficial de Policía, lo están persiguiendo porque presentó un certificado de salud. Están moviendo un montón de estructuras para encontrarle algo para perjudicarlo y pararle el ascenso”.
El muchacho realizó una convocatoria “a familiares de efectivos policiales que se encuentren en situaciones similares a las de mi cuñado fallecido porque nosotros sabemos que hay muchos chicos en disponibilidad y que recién ahora el departamento de Bienestar se activó y empezó a trabajar. ¡Hay gente en disponibilidad hace más de dos años!. Pudimos enterarnos que una chica policía se quiso suicidar el viernes pasado y otro chico lo intentó también la semana pasada. Por eso les pedimos a los familiares que se sumen a esta lucha y que peleen por sus seres queridos. Que participen, que hablen y que no tengan miedo. Es más, ante la difusión del caso salió sugestivamente el Gobierno provincial a anunciar un aumento del 70%. Ese incremento salarial para un sargento, por ejemplo, equivale apenas a 6 mil pesos, lo que es una vergüenza. Por eso les pedimos a todos que no se enganchen con esto del aumento porque el tema de fondo es que la institución tiene que cambiar”.
“Hay muchos que sufren abandono institucional”
Una de las hermanas de Alejandro Cáceres también se sumó a los dichos de su padre, en la puerta de la Jefatura, con un cartel que rezaba: “Basta de condena sin pruebas”.
“Hay muchos chicos y chicas que están sufriendo desde hace tiempo lo mismo que sufrió Alejandro: el abandono por parte de la institución. Ante cualquier cosa que les pasa los dejan afuera, los maltratan y los humillan. El trabajo es muy importante para una persona, dignifica al hombre. Por eso cuando los dejan afuera, los hacen sentir humillados, les sacan su sustento y el de sus familias” – dijo la joven.
“Los culpables tienen nombre y apellido”
El antiguo poblador, referente de los jubilados del Estado provincial y vecino de la familia Cáceres en Ushuaia, Juan Carlos “Seco” Gómez, hizo uso de la palabra al finalizar la marcha.
“Acá hay culpables de lo que le pasó a Alejandro. Son Adriana Chaperón, la ministra de Justicia; Jacinto Rolón, jefe de la Policía de Tierra del Fuego; el abogado de la institución y los integrantes del gabinete psicológico de la Policía. Ellos son los verdaderos responsables de lo que pasó y a esa mala gente hay que sumariarla y que la Justicia determine. Y no como hicieron ellos con Alejandro, que lo sumariaron y lo dejaron afuera, en total abandono. Si no, esto va a seguir pasando”
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